miércoles, 30 de junio de 2010

611 - SABER PARA DEFENDER A OCCIDENTE


EN EL MUNDO ISLÁMICO TIENEN MÁS MIEDO DE VIVIR QUE DE MORIR


Existen grupos y organizaciones que buscan destruirlo todo.

Por BERNARDO PTASEVICH

En el año 2011, 7.000 millones de personas habitarán el mundo. Mucha de esa gente tiene más miedo de vivir que de morir, una ecuación impensada en tiempos menos agresivos y peligrosos. Es que el mundo se ha vuelto loco. La verdad es la mentira, los malos son los buenos, el fanatismo cosecha adeptos, la libertad los pierde y los derechos se quieren sustituir con obligaciones religiosas extremas o imposiciones dictatoriales de gobiernos de turno.

Hay 1.000 millones de musulmanes en el planeta y no podemos siquiera pensar que todos sean terroristas ni extremistas. Sabemos que una parte de ellos son fanáticos y eligieron el camino del terrorismo con ataques de todo tipo no sólo a los judíos y a Israel sino a toda la comunidad occidental. Con ellos no hay mucho que hacer porque su tolerancia es un valor inexistente, quieren tener razón por la fuerza, no les interesa dialogar ni consensuar sino que desean directamente eliminar a los que no sean sus iguales y destruir a quienes no acepten ser esclavos de una supuesta supremacía otorgada por quién sabe qué profetas o qué dioses.

Los pueblos están cada día más sometidos. Se puede mentir en los medios y echar culpas a otros de los males que los aquejan, pero los principales opresores son sus propios gobernantes, sus propios líderes. Las armas sofisticadas, los tanques, los aviones, los explosivos y las bombas modernas son el principal producto que se vende a gobiernos que buscan una supremacía militar que si bien aún no se vislumbra puede quedar en cualquier momento en manos del peor enemigo de la civilización occidental.


Los medios de difusión mienten, inventan, fantasean. Lo hacen, en el mejor de los casos, conscientes de que eso les hará vender más, de que conviene a sus fines empresariales. Su afán de ganar más los hará siempre esclavos del poderoso de turno, serán la voz cantante de la violencia y un instrumento necesario para la propaganda terrorista.

Los líderes religiosos se radicalizan, se alejan cada vez más de las necesidades de la gente y se ponen violentos ante la primera dificultad en imponer sus criterios. El islamismo es una señal de sometimiento a normas impuestas bajo amenazas de castigos a quien no las cumpla. Los políticos y gobiernos de muchos países juegan al acomodo, tratan de hacer lo que les conviene en un mundo que tiene las prioridades y los valores cambiados.

Las organizaciones de ayuda humanitaria se han politizado de tal forma que se han convertido en verdaderos negocios que nada tienen que ver con una ONG y que se ponen a disposición de los que se proclaman débiles pero que no lo son para matar o incluso para matarse.

LOS CIUDADANOS BUENOS EXISTEN

Son como las brujas, que los hay, los hay, pero no se ven demasiado. Son la mayoría de los 7.000 millones que forman la población mundial pero generalmente no se preocupan por lo que pasa, no miran lo que pueda pasar, no entienden la gran transformación que ha tenido el planeta ni el peligro que los acecha. Miran telenovelas y se mimetizan con los personajes hasta que forman parte de su propia vida. Miran fútbol siguiendo con la vista la pelota saltarina sin perder detalle de cada cosa que hagan los jugadores, los jueces o el público. Recuerdan cada nombre, cada sobrenombre, cada jugada, quien hizo los goles de todas las épocas en su equipo o selección favorita y los colores de las camisetas. El fútbol se convierte así en el medio donde descargar las emociones, donde volcar las frustraciones o recibir las alegrías. Otras buenas personas aman la música, mueren por escuchar o ver un artista, de cerca, en la red o en la tele manteniéndose alejados de la realidad que los rodea. Otros solo charlan un poco con el vecino, con los amigos o amigas, van a fiestas, se reúnen para comentar el último grito de la moda.

Pero hay un denominador común en todos ellos. “La gente buena no quiere ver la realidad y solamente un pequeñísimo porcentaje trabaja por el bien común, el de su familia, de su comunidad y del mundo en que vive''. Eso es demasiado poco para enfrentar los peligros que produce otra parte de la población del planeta.

Hay en este mundo personas malas, muy malas. Estos actúan por lo general en agrupaciones y organizaciones donde todo está previsto para destruir, están todo el día y todo el tiempo de todos los días del año viendo como hacerlo. Es el leit motiv de su existencia y se dedican en un 100% a ello. Por eso son tan peligrosos.

Los buenos y los malos conviven por ahora en este planeta Tierra. Los buenos creen que disfrutan de la felicidad eterna, que son libres y que lo serán en el futuro.
Creen que pueden hablar con los malos y que estos van a razonar de la misma forma que ellos lo harían, que van a comprender, que van a cambiar su postura y que un día van a aceptar vivir en libertad con derechos propios y respetando los de los demás. Dentro de esa creencia hacen concesiones permanentes, otorgan perdones, indultan conductas mafiosas, y hasta vitorean asesinos o terroristas. No parece razonable pero mucha gente buena reconoce como ídolos a personas del otro grupo. Hay muchísima gente buena equivocada.

Los malos quieren todo. No se conforman con menos. Van por todo o nada. No aman la vida y por lo tanto están dispuestos a morir o entregar a sus hijos y su familia a una muerte que sirva a sus fines. Ellos no dudan en utilizar cualquier arma que tengan a mano, no tienen códigos, ética ni valores de la forma que se conciben en una población civilizada, no quieren ser parte de este mundo en el que vivimos o por lo menos no quieren compartirlo con nadie.

Su objetivo no es convencer sino dominar, mandar, humillar, y someter. En nombre de dioses y profetas destruyen todo lo que encuentran en su camino hacia la meta. Utilizan la creencia de gente que los sigue para aprovecharse de la situación y robar millones de dólares, hacer fortunas incalculables que luego se traducirán en mayor poder.

Compran medios de difusión, los infiltran, y los llevan a ser sus voceros. Cuando no pueden lograrlo, directamente los destruyen, los cierran o los clausuran. Anulan toda posibilidad de dialogo o discusión, eliminan la disidencia y no se apartarán de sus objetivos. Quieren destruir este hermoso mundo que deberíamos compartir y disfrutar por igual todos los seres humanos.

Si los buenos siguen haciendo lo que hoy hacen, los malos van a lograr finalmente su objetivo.

Si los buenos siguen peleándose entre si por cosas menos importantes que el mundo todo, los malos van a destruir el planeta, su civilización y lo único que va a quedar es nada, absolutamente nada.

FUENTE:
AURORA-PTASEVICH-MUNDO ISLÁMICO-24/06/10

COMENTARIO:

Todo la violencia que se ha apoderado de las sociedades occidentales, atentados y asesinatos a quienes han "ofendido" a las figuras del islam se resolvería fácilmente si se aplicara la ley a quienes la transgreden. ¿No es hora de preguntarnos por qué hay tantos musulmanes en occidente? Son los que han abandonado voluntariamente sus países en busca de una vida mejor, algo que sus países no les ofrecían. En todos ellos la sharía está presente de alguna forma más o menos estricta. El sometimiento de la mujer y los castigos crueles para delitos menores es algo impensable en occidente donde los derechos humanos es el tema prioritario.

Sin embargo, en los países occidentales se aceptan sus costumbres que son contrarias a las imperantes. No usar el velo, usar ropa occidental o alternar con no musulmanes producen los terribles "asesinatos por honor" a jóvenes que desean vivir como sus compañeras; no es posible exigirle en ese medio que viva como si estuviera en un país musulmán. Ese es el primer y grave error de occidente, si se aplicara la ley donde se respeta la libertad del individuo y se amparara a quienes están bajo amenaza de sus padres o de su comunidad por "delitos", según su religión, tan inocentes como esos; si se aplicara la ley a quienes pretenden imponernos su cultura, ayudaríamos a quienes han huido de sus países precisamente porque su cultura, usos y costumbres les han impedido el progreso. Y cuando se las acepta se ha generado un enemigo interior.

No hay conciencia en el hombre común de que el islam es una religión y una ideología dominante entre sus fieles y contra el resto de los infieles. A los fanáticos violentos se los combate con la ley, a los fieles musulmanes que tienen su fe se los ayuda y ampara a partir de las pequeñas cosas. No a la vestimenta y usos que se contraponen a la cultura occidental porque esa es la forma de ayudar a las mujeres que dicen obligadamente que lo prefieren, ellas están sometidas. Las comidas, los rezos, las mezquitas donde se adoctrina a los jóvenes sin que sus padres tengan conocimiento, todo eso debe ser cambiado si queremos que nuestra cultura prevalezca, porque el terror con que se imponen ha doblegado la capacidad de lucha y estamos aceptando la intromisión en nuestra sociedad de una cultura que pretende volver a un pasado que occidente ha superado. Permitirlo es no amparar a quienes practican su fe pero que si no cumplen están expuestos a castigos inimaginables para nosotros. Si realmente lo desean deben volver a sus países de origen, nada más justo.

Los occidentales cuando van a Medio Oriente están sujetos a sus leyes, debe haber reciprocidad para que la relación sea equitativa.

La ley no es algo estático, se va cambiando a medida que aparecen nuevos delitos, occidente necesita nuevas leyes para este fenómeno que nos afecta a todos. Combatir a los fanáticos con la ley es lo mejor que podemos hacer por nosotros y por quienes también sufren en sus países hasta que ellos puedan liberarse y avanzar hacia un futuro donde la crueldad, el abuso y la violación de los derechos humanos no sea parte de su vida cotidiana.

ANA

ISLAM Vs CRISTIANISMO



LO QUE EL ISLAM NO ES

ADVERTENCIA: ESTE VIDEO CONTIENE IMÁGENES CRUELES



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