APRENDIENDO DE LA PRIMAVERA JUDÍA
Por DANNY AYALON
Es extraordinario que muchos partidarios de la así llamada “primavera árabe” criticaron y condenaron a la única "primavera" real que trajo, con éxito, democracia y libertad a Medio Oriente. A partir de la semana pasada, la "Primavera Judía" tiene 63 años de edad y no muestra signos de debilitamiento. Mientras que muchos dan como un hecho el restablecimiento de la soberanía judía en Israel, los detalles podrían servir como inspiración para la región.
Desde la expulsión y el exilio de la Tierra de Israel por parte de los romanos, el Pueblo judío, en gran medida, sólo conoció represión, persecución y masacres. Donde sea que nuestros ancestros vivieron, anhelaban la libertad e igualdad con las naciones del mundo, regresando a la Tierra de la que fueron expulsados durante los dos mil años previos y reuniéndose con el resto de aquellos que mantuvieron la presencia judía en Israel.
Tal vez e incluso más destacable, el restablecido Estado judío creó una democracia liberal estable producto de la población, la vasta mayoría de quienes nunca -ni un solo día- experimentaron un gobierno representativo. Mientras que están aquellos que claman que la falta de democracia en la historia árabe niega su posibilidad de éxito, sus primos semitas, los judíos, probaron que la falta de experiencia no debería probar ser una barrera.
Más aún, Israel es un bastión de decencia y derechos humanos. Nuestra Declaración de Independencia es el único documento que, activamente, invoca los principios universales de la Carta de Naciones Unidas. Más aún, el documento fundacional de Israel extendió una mano de paz y fraternidad a todos los vecinos, incluso mientras -en ese momento- muchos iban en masa a las fronteras del Estado judío en una guerra con tentativa de exterminio.
Si la “Primavera Árabe” logra éxito sería aconsejable que aprendiera de la experiencia de Israel. Mientras que sucesivos gobernantes árabes infundieron en parte de la población una “mentalidad de chivo emisario”, eso debería ser removido en la primera oportunidad. Los árabes se distrajeron durante tanto tiempo de las cuestiones reales culpando por todos los males de Medio Oriente a los poderes coloniales, Israel, EE.UU. y Occidente en general.
Los cuerpos y almas quebrados que escaparon del Holocausto, los excesos del comunismo y la supresión de los dhimmis (judíos y cristianos que vivieron en estados islámicos) en tierras árabes tenían amplias razones para fracasar salvo uno: la determinación de lograr construir y mirar hacia delante.
Israel comenzó su existencia como una nación en vías de desarrollo, con todos los desafíos que implica y muchos otros como inmigración en masa, boicots y otros embargos que se le impusieron. Sin embargo, Israel cumplió todos esos desafíos y muchos más, y es un éxito probado en toda su extensión.
Los desafíos que encara el mundo árabe son muchos. El UNDP Human Development Report para los Estados árabes informó en 2009 que ubicó al mundo árabe en el nivel más bajo en la escala de desarrollo. Los siempre crecientes índices de pobreza, desempleo, desertificación, escasez de agua, incremento del precio de alimentos, guerras civiles, y conflictos sectarios y étnicos desalientan la tarea.
De acuerdo con el informe, los países árabes necesitarán crear alrededor de 51 millones de nuevos empleos para el año 2020, sólo para mantener sus precarias cifras de desempleo actuales.
Muchos de esos fueron los desafíos de Israel. Sin embargo, a pesar de que Israel luchó muchas guerras sanguinarias y gastó una enorme cantidad de su presupuesto en defensa, continúa destacándose en muchas áreas.
Tal vez la clave de Israel es no dejar que nuestros desafíos nos definan. Mientras muchos, alrededor del mundo, asocian a Israel con la guerra y el conflicto, los israelíes se auto-definen a sí mismos por sus logros como sociedad. Nos medimos con las naciones más desarrolladas y prósperas y en áreas tales como alta tecnología, innovación, medicina, finanzas y otros y, en la comparación, estamos bien. Tal vez nuestro logro superior al establecido dio a muchos derecho a criticarnos más que a nuestros vecinos. Comenzamos con menos recursos que cualquier otro de la región, de manera que, si alcanzamos un alto nivel de desarrollo, ese debería ser nuestro crédito, no nuestro perjuicio.
Pocos comprenden el anhelo de libertad y el fin de la represión más que el pueblo judío. Elogiamos en el mundo árabe a aquéllos que tienen el coraje de poner fin a su tiranía. Sin embargo, no deberíamos confundir el comienzo del proceso con el proceso mismo.
Hay un largo y difícil camino por delante.
Espero que Israel pueda servir como modelo para la región. La “Primavera Judía” es una destacable historia y refuta no poco de los argumentos geográficos e históricos que buscan excusar a las sociedades fracasadas en Medio Oriente y el Norte de África. Occidente también tiene un rol. La narrativa de la victimización y la asignación de un relativismo moral deben cesar. El mundo árabe debe ser juzgado tan responsable como cualquier otro cuando las naciones, las organizaciones internacionales y las ONG reservan a un pueblo un standard diferente; esto desalienta y no motiva a aquellos que buscan un cambio.
Israel permanece, hasta hoy, bajo el mayor cristal de aumento de la comunidad internacional y llegamos a los niveles más altos. Algunos dirán que no es justo pero, si la "Primavera Árabe" se ajusta a la "Primavera judía", merecería no tener menos.
(Huffpost World)
FUENTE: CIDIPAL-AYALON-APRENDIENDO-17/05/11
COMENTARIO:
Israel es un ejemplo para todos, lo que han logrado los judíos en tan poco tiempo, trabajando denodadamente a pesar de tener que librar, al mismo tiempo, guerras para echarlos del desierto que le dieron y que supieron convertir en un vergel, lo dice todo.
No es lo que se tiene sino qué somos capaces de hacer con lo que tenemos. Los países más avanzados de la tierra construyeron y se destruyeron mutuamente en guerras por el predominio de unos sobre otros. Esto es lo que está pasando actualmente entre Israel y sus vecinos, no es nuevo, sólo que aquellos estados en cada momento de su historia pudieron apoyarse, sobrevivir y reconstruirse.
Sorprende y desalienta ver qué se le pide a Israel, que está del lado de los que construyen, que acepte la situación en la que no podría sobrevivir. Israel no lo acepta, no trabajó para ceder lo que su pueblo logró, aún cuando tenga que explicar sus razones en cuanto foro internacional le sea permitido hablar.
Al mismo tiempo, con la mayor responsabilidad, con una claridad moral que lo enaltece, defiende a su territorio y a su gente ofreciendo a sus enemigos una paz posible que haga el menor daño a sus enemigos, pero que no lo exponga a ser vencido.
El mundo entero debería comprenderlo y apoyarlo, si lo hiciera en lugar de financiar los delirios de los agresores, la paz sería una realidad inmediata. Cuanto mas se armen los enemigos de Israel más se aleja, pero hay responsables, los que medran con la lucha de estos pueblos como quien juega a los dados enriqueciéndose con la desgracia ajena.
Lamentablemente, no se puede encontrar ninguna otra razón que explique tanta locura, excepto argumentos ideológicos y religiosos, que tampoco escapan a esa calificación.
ANA
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