ABBAS NO TIENE MANDATO
Por KHALED ABU TOAMEH
Llegó el momento para que alguien, en Washington, comience a preguntarle a Abbas si posee el mandato certero, por parte de su gente, para tomar decisiones históricas, incluida la firma de un acuerdo de paz con Israel.
Mientras la Autoridad Palestina continúa amenazando con dirigirse, en septiembre, a Naciones Unidas para el reconocimiento del Estado palestino en los límites del 67, alguien debería preguntarle a Mahmmud Abbas si, de verdad, cuenta con el mandato de su gente para dar un paso de esas características.
En el presente, no hay ningún líder palestino que cuente con el mandato para hacer concesiones de cualquier tipo a Israel a cambio de la paz; en especial tratándose de temas sensibles como el futuro de Jerusalem o el “Derecho al Retorno” de los refugiados palestinos.
El gobierno de Estados Unidos debe preguntarle a Abbas si habla en nombre de millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza y a lo largo y ancho del mundo.
En estos días tampoco es claro si Abbas habla en nombre de la mayoría en la Autoridad Palestina y Fatah.
El período de mandato de Abbas finalizó a principios de 2009 y, desde entonces, no se les brindó a los palestinos una oportunidad de elegir nuevo presidente, por medio de elecciones libres y democráticas. Abbas hizo uso del asalto violento de Hamas sobre la Franja de Gaza (2007) como excusa para la inexistencia de elecciones (parlamentarias o presidenciales) en los territorios palestinos. Eso suena como una considerable excusa a la luz de la división entre Cisjordania y la Franja de Gaza y la negativa -por parte de Hamas- a permitir a los palestinos ir a las urnas.
La lucha de fuerzas entre Hamas y Fatah silenció la vida parlamentaria en los territorios palestinos. El Parlamento, conocido también como Asamblea Legislativa, dejó de funcionar desde el asalto de Hamas a la Franja de Gaza.
En ausencia de Parlamento y elecciones, la comunidad internacional debe preguntar a Abbas sobre el proceso de toma de decisiones en los territorios palestinos y si representa a la mayoría palestina.
Abbas y la conducción de la Autoridad Palestina en Cijsordania están convencidos que cuentan con el monopolio del proceso de toma de decisiones. Decisiones importantes e históricas, como el pedido de reconocimiento del Estado palestino en Naciones Unidas, se toman sin debates abiertos en el Parlamento y en los medios controlados por Fatah.
Abbas se asesora sólo con algunos dirigentes de la OLP y Fatah que, en su mayor parte, son colaboradores.
Los representantes de la OLP y Fatah, que se atreven a vacilar sobre su política o sus decisiones se ven, en muchas oportunidades, juzgados o acusados de corrupción y administración fraudulenta. El caso del ex comandante de las fuerzas de seguridad de Fatah, Muhammad Dahlan, es buen ejemplo.
Dahlan, miembro importante del Consejo Central de Fatah, fue desvinculado del partido cuando se atrevió a criticar, en público, la actitud de Abbas. El presidente palestino se rodea de personas que sólo expresan su acuerdo a todo lo que dice.
Fuentes de la OLP y Fatah, que salieron contra la decisión de Abbas de ir a Naciones Unidas en septiembre, son acusados en la prensa de Fatah y en sus sitios de Internet de ser parte de la “conspiración sionista” de alarmar a la Autoridad Palestina. La semana pasada, Abbas tomó una nueva medida al bloquear otros nuevos cinco sitios de Internet que, a su juicio, eran activados por seguidores de Dahlan.
Desde el punto de vista de la Autoridad Palestina, constituye un delito ser no sólo colaborador de Israel sino, también, apoyar a un dirigente de Fatah, como Dahlan, que creó y dirigió una de las fuerzas de seguridad palestinas más poderosas en la Franja de Gaza tras la firma del Acuerdo de Oslo.
FUENTE: CIDIPAL-TOAMEH-ABBAS NO TIENE-15/06/11
Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs
COMENTARIO:
Nada peor que hacer un trato hoy con Abbas para que, con estos argumentos, pueda ser negado mañana por quien lo suceda.
La falta de legitimidad de la Autoridad Palestina se pasa por alto como si no tuviera importancia en un asunto central como éste.
La información que se tiene es que tendrían conversaciones dejando Israel de lado el expreso reconocimiento del Estado de Israel por parte de los palestinos, mientras que Abbas aceptaría sentarse a conversar sin exigir como punto de partida las líneas de armisticio de 1967 y los asentamientos. Pero, el tema de las líneas de armisticio es sobre el que Obama sigue insistiendo, lo que significa que ese aspecto del diálogo estará igual sobre la mesa.
Quien crea que Israel necesita ser reconocido para existir se equivoca porque Israel existe, lo acepten o no los palestinos, pero es el punto más álgido de la cuestión porque para la dirigencia palestina Israel es un intruso, una posición que invalida todo lo que se pueda convenir.
¿Qué puede acordarse con alguien al que no se reconoce como legítimo interlocutor? Por otro lado, Israel acepta hablar dejando de lado un tema tan fundamental como ese.
Así son las cosas en la región, la AP no tiene legitimidad y a Israel, que sí la tiene, no le es reconocida.
Entonces, ¿que valor puede tener para el futuro lo que puedan acordar?
ANA
Llegó el momento para que alguien, en Washington, comience a preguntarle a Abbas si posee el mandato certero, por parte de su gente, para tomar decisiones históricas, incluida la firma de un acuerdo de paz con Israel.
Mientras la Autoridad Palestina continúa amenazando con dirigirse, en septiembre, a Naciones Unidas para el reconocimiento del Estado palestino en los límites del 67, alguien debería preguntarle a Mahmmud Abbas si, de verdad, cuenta con el mandato de su gente para dar un paso de esas características.
En el presente, no hay ningún líder palestino que cuente con el mandato para hacer concesiones de cualquier tipo a Israel a cambio de la paz; en especial tratándose de temas sensibles como el futuro de Jerusalem o el “Derecho al Retorno” de los refugiados palestinos.
El gobierno de Estados Unidos debe preguntarle a Abbas si habla en nombre de millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza y a lo largo y ancho del mundo.
En estos días tampoco es claro si Abbas habla en nombre de la mayoría en la Autoridad Palestina y Fatah.
El período de mandato de Abbas finalizó a principios de 2009 y, desde entonces, no se les brindó a los palestinos una oportunidad de elegir nuevo presidente, por medio de elecciones libres y democráticas. Abbas hizo uso del asalto violento de Hamas sobre la Franja de Gaza (2007) como excusa para la inexistencia de elecciones (parlamentarias o presidenciales) en los territorios palestinos. Eso suena como una considerable excusa a la luz de la división entre Cisjordania y la Franja de Gaza y la negativa -por parte de Hamas- a permitir a los palestinos ir a las urnas.
La lucha de fuerzas entre Hamas y Fatah silenció la vida parlamentaria en los territorios palestinos. El Parlamento, conocido también como Asamblea Legislativa, dejó de funcionar desde el asalto de Hamas a la Franja de Gaza.
En ausencia de Parlamento y elecciones, la comunidad internacional debe preguntar a Abbas sobre el proceso de toma de decisiones en los territorios palestinos y si representa a la mayoría palestina.
Abbas y la conducción de la Autoridad Palestina en Cijsordania están convencidos que cuentan con el monopolio del proceso de toma de decisiones. Decisiones importantes e históricas, como el pedido de reconocimiento del Estado palestino en Naciones Unidas, se toman sin debates abiertos en el Parlamento y en los medios controlados por Fatah.
Abbas se asesora sólo con algunos dirigentes de la OLP y Fatah que, en su mayor parte, son colaboradores.
Los representantes de la OLP y Fatah, que se atreven a vacilar sobre su política o sus decisiones se ven, en muchas oportunidades, juzgados o acusados de corrupción y administración fraudulenta. El caso del ex comandante de las fuerzas de seguridad de Fatah, Muhammad Dahlan, es buen ejemplo.
Dahlan, miembro importante del Consejo Central de Fatah, fue desvinculado del partido cuando se atrevió a criticar, en público, la actitud de Abbas. El presidente palestino se rodea de personas que sólo expresan su acuerdo a todo lo que dice.
Fuentes de la OLP y Fatah, que salieron contra la decisión de Abbas de ir a Naciones Unidas en septiembre, son acusados en la prensa de Fatah y en sus sitios de Internet de ser parte de la “conspiración sionista” de alarmar a la Autoridad Palestina. La semana pasada, Abbas tomó una nueva medida al bloquear otros nuevos cinco sitios de Internet que, a su juicio, eran activados por seguidores de Dahlan.
Desde el punto de vista de la Autoridad Palestina, constituye un delito ser no sólo colaborador de Israel sino, también, apoyar a un dirigente de Fatah, como Dahlan, que creó y dirigió una de las fuerzas de seguridad palestinas más poderosas en la Franja de Gaza tras la firma del Acuerdo de Oslo.
FUENTE: CIDIPAL-TOAMEH-ABBAS NO TIENE-15/06/11
Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs
COMENTARIO:
Nada peor que hacer un trato hoy con Abbas para que, con estos argumentos, pueda ser negado mañana por quien lo suceda.
La falta de legitimidad de la Autoridad Palestina se pasa por alto como si no tuviera importancia en un asunto central como éste.
La información que se tiene es que tendrían conversaciones dejando Israel de lado el expreso reconocimiento del Estado de Israel por parte de los palestinos, mientras que Abbas aceptaría sentarse a conversar sin exigir como punto de partida las líneas de armisticio de 1967 y los asentamientos. Pero, el tema de las líneas de armisticio es sobre el que Obama sigue insistiendo, lo que significa que ese aspecto del diálogo estará igual sobre la mesa.
Quien crea que Israel necesita ser reconocido para existir se equivoca porque Israel existe, lo acepten o no los palestinos, pero es el punto más álgido de la cuestión porque para la dirigencia palestina Israel es un intruso, una posición que invalida todo lo que se pueda convenir.
¿Qué puede acordarse con alguien al que no se reconoce como legítimo interlocutor? Por otro lado, Israel acepta hablar dejando de lado un tema tan fundamental como ese.
Así son las cosas en la región, la AP no tiene legitimidad y a Israel, que sí la tiene, no le es reconocida.
Entonces, ¿que valor puede tener para el futuro lo que puedan acordar?
ANA
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