martes, 14 de diciembre de 2010

732 - CIDIPAL - CÓMO SE ATACA A ISRAEL


CAMPAÑA DE DIFAMACIÓN CONTRA ISRAEL (MAPA)


¿Por qué deslegitimar es peligroso?

Israel enfrenta una serie de intimidaciones concretas y, entre ellas, la amenaza nuclear (que se presenta por parte de Irán) y la de los misiles (Hamas y Hezbollah).

Una amenaza dirigida contra Israel que no despierta menos preocupación es la deslegitimación que mina la legalidad de la existencia del Estado de Israel, la política de su Gobierno y el derecho a su auto-defensa. Esa campaña es política, económica y filosófica y orientada a minar el derecho de Israel a existir y negar el derecho del pueblo judío a la auto-determinación en su patria histórica.
El objetivo final es provocar el aniquilamiento de la existencia del Estado de Israel (en su estructura actual, es decir, como Estado judío). Según la posición de los negadores de la legitimidad del Estado de Israel, no es solo que Israel no tiene derecho a la autodefensa sino que tampoco tiene el derecho a existir, pretendiendo provocar su derrumbe, minando la justificación y legitimidad moral de su existencia, limitando su capacidad de actuar en el plano militar, provocando daños a su imagen y aislándolo como Estado.

Existe diferencia entre la crítica aceptable (hacia la política de Israel) y la deslegitimidad ya que, la segunda, se orienta al derecho a la existencia del Estado y contra su legitimidad, trascendiendo los límites del diálogo sobre una u otra política del Estado y atacando el derecho básico a su existencia (como Estado).

Israel está dispuesta a discutir y dialogar con críticos racionales si no orientan el debate hacia los nuevos tres principios del antisemitismo:

1. Deslegitimación,
2. Demonización y
3. Uso de la Doble Moral.

A pesar que el objetivo final (de los negadores de la legitimidad), es llevar al aniquilamiento del Estado judío, no dicen con claridad que se debe acabar con Israel. En su lugar, utilizan palabras en código y consignas encubiertas como “Solución de un solo Estado” o se ocupan de comparar a Israel con países del Apartheid o del Nazismo dejando a sus públicos la tarea de sacar conclusiones.

El uso de la comparación con el Apartheid y el Nazismo no es casual. Se basa en la elección de los dos casos más catastróficos perpetrados en el siglo XX, ambos considerados delitos contra la Humanidad y, en los dos, bajo modos de regímenes que sería conveniente no repetir jamás.

Los negadores de la legitimidad de Israel, utilizan una amplia variedad de temas anti-israelíes (además de la comparación con el Apartheid y el argumento de que las víctimas de la Shoa se convirtieron en generadoras de una nueva Shoa). Esos argumentos están destinados a negar el derecho natural de Israel a la auto-defensa y la seguridad, muestran a Israel como delincuente internacional y describen al Sionismo como una ideología racista mientras niegan la relación histórica entre el Pueblo judío y su estado ancestral y en particular, con su capital, Jerusalén.

Quienes argumentan contra la legitimidad de Israel, apoyan la solución de un estado y del “Derecho al Retorno” propuesto para los refugiados palestinos, dos palabras en código para la situación en la cual la identidad del Estado de Israel quede eliminada como Estado judío.

La principal acción es conducida por medio de organizaciones no-gubernamentales, movimientos populares, en el mundo de la Academia y entre el público en general. En ese marco se realiza un mal uso de los organismos internacionales a fin de atacar a Israel.

Se realizaron intentos por adoptar nuevos principios legales (a usarse contra Israel o a fin de llevar a juicio a los dirigentes del gobierno y al ejército israelí), con acusaciones mentirosas de delitos de guerra en tribunales de países occidentales.

La campaña de deslegitimación se disfraza de legítima, transformando -a fin de alcanzar su objetivo- derechos humanos y la ley. Sus partícipes libran una guerra política, económica, cultural e ideológica contra Israel, enfocándose -de modo desproporcionado y obsesivo- en el Estado de Israel.

Israel es el único estado en el que el solo hecho de su existencia y el derecho a su existir constituyen temas de ataque; un estado que se enfrenta a una discusión (no solo sobre sus límites) sino a su propia existencia. Otros países (incluso de África y Asia), creados de modo arbitrario, trazando -a mano de las potencias coloniales- líneas sobre mapas, no se enfrentan con una situación en la cual su derecho a la existencia constituya tema de debate a pesar que Israel es el único estado que -Naciones Unidas, los miembros de naciones- por unanimidad, reconocieron su derecho a existir.
El hecho que quienes dudan del derecho a la auto-determinación israelí apoyan, a veces, la auto-determinación de los palestinos en el marco de un Estado palestino, todo lo cual constituye un testimonio claro de hipocresía.

Los que argumentan contra la legitimidad de Israel se presentan como quienes apoyan el tema palestino mientras que, en la práctica, actúan contra la paz. Algunos, inclusive, reciben a Hamas como organización palestina legítima, a pesar que ese Movimiento rechaza la vía de la negociación por la paz y brega por la eliminación del Estado de Israel. Ellos, en general, se burlan de ideas como co-existencia y se oponen a la única solución real al conflicto (entre Israel y los palestinos), la solución de los dos estados dado que la aceptación de una solución de ese tipo significa el reconocimiento de la existencia del Estado de Israel.

También callan de la situación de los palestinos que viven por fuera del Estado de Israel y se abstienen acerca de que, en la mayoría de los países árabes, los palestinos son ciudadanos de segunda categoría que viven en condiciones de pobreza y miseria.

Quienes argumentan contra la legitimidad de Israel dañan los esfuerzos de paz al hacer creer a los palestinos que lograrán sumar suficiente presión internacional a fin de obligar a Israel a renunciar a las exigencias palestinas, sin necesidad de negociación verdadera.

Al mismo tiempo, dañan la confianza de los israelíes en que la comunidad internacional apoyará las medidas de auto-defensa si Israel es atacado después de retirarse de los territorios, en el marco de un acuerdo de paz.

Quienes argumentan contra la legitimidad del Estado de Israel no aportan nada -a la cuestión de la solución por caminos de paz- al conflicto entre Israel y los palestinos. Los que deben ser condenados son los objetivos maliciosos y el aprovechamiento de los principios (Derechos Humanos y la Ley Internacional). Llegó el momento de actuar: hay que negar la legitimidad de la campaña que pretende negar la legitimidad del Estado de Israel.

Tal como en el pasado era común transformar a los judíos en “chivos expiatorios” de muchos problemas, así se hace en la actualidad: el intento es sacar a Israel de la comunidad de naciones.

Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores 13-12-10

FUENTE:
CIDIPAL-CAMPAÑA CONTRA ISRAEL-13/12/10

COMENTARIO:

Cuando la ONU partió en dos el territorio de la entonces Palestina, una parte era para un Estado Palestino y la otra para un Estado Judío; los judíos lo aceptaron, los árabes no. Cuando se leen los
antecedentes y se observa el mapa


vemos que el territorio judío era difícil de defender de todos los países árabes que lo rodeaban, quizá por eso su decisión de no aceptar la partición. Desde entonces el estado judío ha sido atacado sin éxito. Israel se desarrolló y los estados árabes, que debieron hacerse cargo de su población -desplazada por ellos mismos- no le dieron destino, los mantienen como refugiados con la ilusión que algún día podrán derrotar a Israel y apoderarse de todo el territorio.

Victimizarlos es la forma que han elegido para atacar al Estado Judío y les ha dado bastante resultado. Israel se esfuerza por alcanzar un acuerdo que le permita sobrevivir y defenderse mientras que las tendenciosas votaciones árabes de la ONU, la propaganda y los medios de comunicación, que prefieren no enfrentar a la nación árabe en su conjunto, desoyen los argumentos de Israel, tan simples como estos.

Israel es un estado que fue legítimado por la Comunidad Internacional, los árabes palestinos deben aceptarlo y trabajar por su propio estado y no pretender destruir a Israel. Si no pudieron hacerlo cuando fue creado, tan débil era, mucho menos podrán lograrlo ahora cuando la brecha es mucho mayor.

Si los países, cada uno independientemente, desean que haya una solución para los árabes de la que fue Palestina, deben saber que ella vendrá por un acuerdo de paz entre las partes y no por compasión hacia un pueblo al que se lo usa para desestabilizar al estado que desde su creación es judío. Porque los primeros que deberían sentir compasión por ellos son los que los han llevado y mantenido en esta situación, a pesar de la fabulosa ayuda económica de occidente que ha sido usada para armarse y atacar a Israel en lugar de amparar a su gente.

Los expertos conocen bien cómo se desarrolló esta historia, algunos la aceptan y otros la niegan. Se sigue escribiendo mucho e Israel hace todo lo posible para ser comprendido pero con poco éxito. Tiene a favor a su pueblo, que es mayoría en su territorio, y que pretende seguir siéndolo a pesar de todos los ataques para que vuelva a ser una minoría, ahora también en su propio país. Algunos textos aún siendo cortos aclaran este tema y son
recomendables.

El camino será todavía largo y no se acortará el proceso porque haya quienes victimizando a su gente obtengan algún apoyo de los desprevenidos "sensibles".

ANA


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