LA LEGITIMIDAD DE ISRAEL (MAPA)
Por JULIÁN SCHVINDLERMAN
Ningún Estado en la actualidad está siendo amenazado como el Estado de Israel lo está. Sobre él recaen regularmente fatuas genocidas emitidas por jeques islámicos radicales, su bandera es quemada en manifestaciones desde Gaza hasta Islamabad, son vociferados llamados a su destrucción por parte de un Estado–miembro de la ONU (la República Islámica de Irán), y en los últimos años solamente ha sido víctima de una cantidad tal de atentados terroristas y ataques con cohetes que hacen de su seguridad nacional la pesadilla de cualquier estratega. Israel vive bajo permanente estado de asedio psicológico y militar.
Y sin embargo, Israel es la nación más incomprendida del mundo… y la más condenada. Sólo a Israel –el único Estado judío entre 200 en el globo – se le cuestiona su derecho a existir, y sólo a esa pequeña nación se la interroga continuamente a propósito de su legitimidad.
Ningún otro país es tan cotidianamente comparado al colonialismo europeo, a la Sudáfrica del apartheid, incluso a la Alemania nazi. Esto conlleva a su aislamiento global.
Al presentar al Estado israelí como un estado paria más allá de toda civilidad, se lo ubica en oposición a la opinión pública mundial. Pues ¿quién toleraría a un país que se comporte conforme a las ideologías más atroces del siglo XX?
En consecuencia, resultará vital clarificar acerca de la naturaleza de Israel, su historia y su presente. Como las restricciones de espacio atentan contra esta mayúscula empresa, limitémonos a postular lo siguiente.
Si Israel fuese un Estado apartheid, ¿cómo se explica la existencia de diputados árabes en su Parlamento? ¿De académicos y estudiantes árabes en sus universidades? ¿De jueces árabes en su Corte Suprema? ¿Incluso de miembros árabes en el Gabinete nacional? ¿Acaso son las mezquitas e iglesias árabes de Israel profanadas y sus poblados atacados? En rigor, la población árabe de Israel goza de mayores libertades políticas y derechos civiles que sus hermanos árabes en países de mayoría y gobierno árabes.
Si Israel fue un producto del colonialismo europeo para servir de frente a sus intereses en el Medio Oriente, ¿entonces por qué arrestó y ahorcó la Oficina Colonial británica a combatientes sionistas en la lucha independentista? ¿Por qué impuso Gran Bretaña restricciones a la inmigración judía a Palestina, llegando incluso a retornar barcos de refugiados judíos al infierno nazi? Si el Estado judío era una lanza colonial ¿por qué se abstuvo Londres en la votación de la ONU que validó el establecimiento de Israel en 1947? En rigor, los pioneros judíos que labraron la tierra en Palestina, secaron pantanos, trazaron redes eléctricas, construyeron escuelas y hospitales, museos y orquestas musicales, no estaban al servicio de ningún imperio.
Si Israel fuese un ente nazi, ¿no deberíamos estar viendo a los árabes y a los palestinos ser arrancados de sus hogares y enviados en trenes a campos de exterminio? ¿No debiéramos oír de selecciones, ejecuciones, fosas comunes, y gaseamientos? ¿No debiéramos ver cotidianamente pogromos antiárabes y multitudinarias manifestaciones callejeras israelíes clamando por el aniquilamiento de la minoría árabe y de la población palestina? En rigor, la acusación es tan descabellada que el intento de refutarla luce indigno.
La creación de Israel en 1948 fue justificada, como lo es su preservación como un Estado judío en la actualidad. Israel es el único Estado no árabe-musulmán en una región habitada por una veintena de estados árabes (más la Autoridad Palestina), y si nos extendemos más hacia el Oriente hallaremos otros 37 estados islámicos no-árabes en los cuales los musulmanes han podido ejercitar su derecho a la autodeterminación nacional.
Quien se manifieste a favor de la autodeterminación nacional de los musulmanes (y de los demás pueblos) menos el judío, claramente está incurriendo en un acto discriminatorio, y como tal acto discrimina negativamente contra los judíos, resulta incuestionable que es un acto basado en un prejuicio.
Israel deriva su legitimidad de la conexión histórica del pueblo judío con la Tierra de Israel –respaldada jurídicamente mediante el reconocimiento extendido por las Naciones Unidas al momento de su fundación como estado moderno– y, en palabras de José María Aznar, “del mismo derecho a la autodeterminación nacional reclamado por todas las naciones”.
SCHVINDLERMAN-LA LEGITIMIDAD DE ISRAEL-17/07/10
COMENTARIO:
Aunque sea redundante es necesario estar en todas partes explicando por qué el Estado de Israel tiene derecho a su existencia, en este caso, Schvindlerman lo hace en "LA PRENSA" de Panamá.
Pero no es fácil, su lugar es donde está su historia, sus raíces y su razón de ser, pero no es donde están sus iguales, allí están sus enemigos con dinero suficiente como para sostener una propaganda en contra que lo deslegitima constantemente. Si su historia y derecho a su tierra hubiera sido en cualquier territorio occidental hubiera sido menos resistido y cuestionado, pero siendo como es el pueblo de donde parte toda la historia del occidente cristiano, sobrevivir con independencia en un territorio rodeado por países musulmanes lo obliga a una lucha que sólo puede ganar disuadiendo a sus enemigos de que no habrá guerra en que puedan vencerlo. Y lo consigue con trabajo, esfuerzo y la convicción que no puede perder porque desaparecería la posibilidad de que su pueblo fuera finalmente libre en su tierra.
Si en lugar de combatirlo sus vecinos lo aceptaran y aprovecharan todo lo que tiene para ofrecerles, sus monumentales logros en todas las áreas, Medio Oriente dejaría de ser un montón de países que en lugar de aspirar al pasado podrían asociarse con él aspirando a un futuro mejor.
Con frecuencia es útil mirar con quién está o no asociado el sujeto de nuestras dudas. Miremos el mapa.
Y sin embargo, Israel es la nación más incomprendida del mundo… y la más condenada. Sólo a Israel –el único Estado judío entre 200 en el globo – se le cuestiona su derecho a existir, y sólo a esa pequeña nación se la interroga continuamente a propósito de su legitimidad.
Ningún otro país es tan cotidianamente comparado al colonialismo europeo, a la Sudáfrica del apartheid, incluso a la Alemania nazi. Esto conlleva a su aislamiento global.
Al presentar al Estado israelí como un estado paria más allá de toda civilidad, se lo ubica en oposición a la opinión pública mundial. Pues ¿quién toleraría a un país que se comporte conforme a las ideologías más atroces del siglo XX?
En consecuencia, resultará vital clarificar acerca de la naturaleza de Israel, su historia y su presente. Como las restricciones de espacio atentan contra esta mayúscula empresa, limitémonos a postular lo siguiente.
Si Israel fuese un Estado apartheid, ¿cómo se explica la existencia de diputados árabes en su Parlamento? ¿De académicos y estudiantes árabes en sus universidades? ¿De jueces árabes en su Corte Suprema? ¿Incluso de miembros árabes en el Gabinete nacional? ¿Acaso son las mezquitas e iglesias árabes de Israel profanadas y sus poblados atacados? En rigor, la población árabe de Israel goza de mayores libertades políticas y derechos civiles que sus hermanos árabes en países de mayoría y gobierno árabes.
Si Israel fue un producto del colonialismo europeo para servir de frente a sus intereses en el Medio Oriente, ¿entonces por qué arrestó y ahorcó la Oficina Colonial británica a combatientes sionistas en la lucha independentista? ¿Por qué impuso Gran Bretaña restricciones a la inmigración judía a Palestina, llegando incluso a retornar barcos de refugiados judíos al infierno nazi? Si el Estado judío era una lanza colonial ¿por qué se abstuvo Londres en la votación de la ONU que validó el establecimiento de Israel en 1947? En rigor, los pioneros judíos que labraron la tierra en Palestina, secaron pantanos, trazaron redes eléctricas, construyeron escuelas y hospitales, museos y orquestas musicales, no estaban al servicio de ningún imperio.
Si Israel fuese un ente nazi, ¿no deberíamos estar viendo a los árabes y a los palestinos ser arrancados de sus hogares y enviados en trenes a campos de exterminio? ¿No debiéramos oír de selecciones, ejecuciones, fosas comunes, y gaseamientos? ¿No debiéramos ver cotidianamente pogromos antiárabes y multitudinarias manifestaciones callejeras israelíes clamando por el aniquilamiento de la minoría árabe y de la población palestina? En rigor, la acusación es tan descabellada que el intento de refutarla luce indigno.
La creación de Israel en 1948 fue justificada, como lo es su preservación como un Estado judío en la actualidad. Israel es el único Estado no árabe-musulmán en una región habitada por una veintena de estados árabes (más la Autoridad Palestina), y si nos extendemos más hacia el Oriente hallaremos otros 37 estados islámicos no-árabes en los cuales los musulmanes han podido ejercitar su derecho a la autodeterminación nacional.
Quien se manifieste a favor de la autodeterminación nacional de los musulmanes (y de los demás pueblos) menos el judío, claramente está incurriendo en un acto discriminatorio, y como tal acto discrimina negativamente contra los judíos, resulta incuestionable que es un acto basado en un prejuicio.
Israel deriva su legitimidad de la conexión histórica del pueblo judío con la Tierra de Israel –respaldada jurídicamente mediante el reconocimiento extendido por las Naciones Unidas al momento de su fundación como estado moderno– y, en palabras de José María Aznar, “del mismo derecho a la autodeterminación nacional reclamado por todas las naciones”.
SCHVINDLERMAN-LA LEGITIMIDAD DE ISRAEL-17/07/10
COMENTARIO:
Aunque sea redundante es necesario estar en todas partes explicando por qué el Estado de Israel tiene derecho a su existencia, en este caso, Schvindlerman lo hace en "LA PRENSA" de Panamá.
Pero no es fácil, su lugar es donde está su historia, sus raíces y su razón de ser, pero no es donde están sus iguales, allí están sus enemigos con dinero suficiente como para sostener una propaganda en contra que lo deslegitima constantemente. Si su historia y derecho a su tierra hubiera sido en cualquier territorio occidental hubiera sido menos resistido y cuestionado, pero siendo como es el pueblo de donde parte toda la historia del occidente cristiano, sobrevivir con independencia en un territorio rodeado por países musulmanes lo obliga a una lucha que sólo puede ganar disuadiendo a sus enemigos de que no habrá guerra en que puedan vencerlo. Y lo consigue con trabajo, esfuerzo y la convicción que no puede perder porque desaparecería la posibilidad de que su pueblo fuera finalmente libre en su tierra.
Si en lugar de combatirlo sus vecinos lo aceptaran y aprovecharan todo lo que tiene para ofrecerles, sus monumentales logros en todas las áreas, Medio Oriente dejaría de ser un montón de países que en lugar de aspirar al pasado podrían asociarse con él aspirando a un futuro mejor.
Con frecuencia es útil mirar con quién está o no asociado el sujeto de nuestras dudas. Miremos el mapa.
Estos son los enemigos de Israel ¿Qué ofrecen al mundo más que petróleo y leyes que nos remontan a un pasado ya superado por occidente? Con una religión que obliga al individuo a vivir según una doctrina que no se desembaraza de prácticas que no respetan los derechos humanos. Eso bastaría para defender a un pequeño país que, conservando sus tradiciones, trabaja y piensa en el futuro como un mundo apropiado para que el hombre disfrute de la vida en libertad y con cada vez mejores posibilidades. Israel pretende que sus vecinos lo reconozcan como un estado con pleno derecho a ocupar su territorio, algo que el resto del mundo aún no comprende.
Como en el pasado, el pueblo judío, y ahora Israel, está demostrando -contra todo pronóstico- que la única batalla que inevitablemente se pierde es la que no se libra, y sigue luchando. Uno tiene la posibilidad de elegir con quien se asocia, si con Israel o con sus enemigos.
¿De qué lado estás?
ANA
PETITORIO-FRIENDS OF ISRAEL
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