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viernes, 23 de agosto de 2013
1172 - VIGENCIA DEL ACUERDO SYKES-PICOT
EL ACUERDO SYKES-PICOT ES MÁS VIGENTE DE LO QUE CREEMOS
FUENTE: DAILY STAR (LÍBANO)
Desde el inicio de las revueltas árabes de 2011, los comentaristas han dejado de lado sus libros de historia en anunciar que estamos asistiendo al fin del Medio Oriente como región conformada por el acuerdo Sykes-Picot de 1916. La idea de ellos es que el mundo árabe se está rompiendo a pedazos, y que lo que puede emerger serán nuevos Estados definidos por la secta o grupo étnico que sustituirá las fronteras elaboradas por los poderes imperiales franceses e ingleses hace casi un siglo.
Los Estados árabes desde sus independencias han sido disfuncionales, autoritarios, excesivamente militarizados y económicamente subdesarrollados. La unidad ha sido impuesta desde arriba, por lo general brutalmente, sin tolerancia para el disenso, ya sea político o cultural. Los líderes que dirigieron a esos países eran vistos con una mezcla de disgusto y respeto ante la gestión despiadada de la compleja dinámica de la sociedad.
Uno de ellos fue el difunto dictador sirio Hafez Assad. Durante la década de 1980, recuerdo que una académica estadounidense, aunque no amiga de Assad, se refirió a su gobierno como un éxito. Pero el éxito se orientó a asegurarse de que su hijo le sucedería, con el establecimiento de un sistema de represión sectaria que es en gran parte responsable de la carnicería en Siria hoy.
En el corazón de la situación de Siria e Irak, y tal vez un poco diferente de la situación del Líbano, está el problema de las minorías. Cuando la Liga de las Naciones fue creada después de la Primera Guerra Mundial, una de sus principales preocupaciones era garantizar que las minorías estarían protegidas en los nuevos Estados que se habían creado tras el colapso de los imperios otomano y austro-húngaro.
Gran Bretaña gobernó Irak a través de una elite sunita pro-Hachemita, mientras que las minorías promovidas por Francia en Siria, entre ellos los alauitas, se inscribieron en los “Troupes Speciales” como un medio de promoción social. Esto llevaría a la dominación de la minoría de lo que se convertiría en el ejército sirio y el control posterior alauita de Siria.
En el Líbano, aunque los cristianos eran una ligera mayoría en 1920, Francia estableció un “Gran Líbano” que respondía a las exigencias de una comunidad que era una minoría en la región. En décadas, el país que habían creado tendría una mayoría musulmana. Líbano soportó una guerra civil de 15 años a partir de 1975 que socavó el poder cristiano y que posteriormente dieron a las comunidades suníes y chiíes un papel preponderante en el funcionamiento del Estado.
En Siria e Irak, la situación era diferente, ya que las minorías tuvieron o mantienen el poder y establecieron regímenes dictatoriales que han perpetuado su dominio. El régimen de Saddam Hussein se derrumbó en 2003 después de la invasión de EE.UU. de Irak y en Siria la hegemonía de los Assad se rompió en 2011. Pero ni en Siria ni en Irak se ha encontrado un nuevo contrato social para dar cabida a las demás minorías, por lo que en ambos países existe la sensación de que estas comunidades aspiran a tener entidades étnicas propias.
Esta representación del panorama puede ser en parte cierta, pero también es problemática. En Siria, Bashar Assad todavía cree que puede volver a tomar toda Siria. Lejos de caer en un pequeño Estado alauí, Assad se ha centrado en garantizar las comunicaciones seguras entre la costa y Damasco. Se dio cuenta de que sus correligionarios no han pasado cuatro décadas y más expandiendo su presencia hegemónica, sólo para volver fácilmente hoy día a sus zonas marginales de origen.
Los sunitas de Irak, también, a pesar de su sensación de alienación de Bagdad, cuyo gobierno es chií, parecían estar en un estado de ánimo diferente en su país en 2010, cuando se celebraron las elecciones parlamentarias. La pacificación de la insurrección sunita se había logrado en gran medida, los sunitas participaron en las elecciones de ese año, y la coalición que muchos de ellos apoyaron, Al-Iraqiya, ganó una mayoría, aunque después de meses de maniobras y discordia, el chiíta Nouri al-Maliki se convirtió una vez más en primer ministro.
No había movimiento secesionista entonces, y hasta ahora la noción de un estado sunita separatista plantea muchas preguntas. ¿Cuáles serían sus recursos? ¿Qué pasaría con los sunitas que viven en zonas de mayoría chií y Bagdad? Es fácil hablar de separación formal, pero cuando se implementa es traumática, especialmente cuando involucra comunidades sectarias o étnicas, ya que por lo general conduce a las transferencias de población.
Al día de hoy las transferencias de población entre Grecia y Turquía en 1923, o entre la India y Pakistán en 1947, son recordadas como momentos oscuros de la historia de los países involucrados. El impulso para replicar esto en el mundo árabe no está muy extendido. Incluso durante la guerra del Líbano, cuando la división de hecho estaba en su lugar, no se hizo ningún esfuerzo por dar a los enclaves sectarios un estatus legal definido.
Hay un sentimiento entre muchos en Occidente, criados con una dieta de la historiografía anti-imperial, que, como Sykes-Picot fue un arreglo imperial, sus consecuencias son que no tienen legitimidad real en el mundo árabe actual. Pero eso no es cierto.
Los árabes custodian las fronteras imperiales celosamente. Romper un Estado sigue siendo un camino que muchos dudan en tomar. En la ideología nacionalista árabe, el destino político de los árabes es unirse en las entidades políticas más grandes, hasta que se forme un solo estado árabe. ¿Significa esto que los Estados árabes seguirán siendo unificados, al menos oficialmente? La unidad política y geográfica a menudo está en conflicto con la realidad de la división sectaria o étnica. Los estados árabes están destinados a luchar con esta contradicción desde hace algún tiempo por venir, como un sustituto de la separación formal. La herencia de Sykes-Picot puede ser envenenada y desacreditada, pero también está lejos de haber desaparecido.
FUENTE: AURORA - SOBRE ACUERDO SYKES - PICOT - 22/08/13
Para saber de qué se trata el acuerdo Sykes-Picot transcribo de Wikipedia el siguiente artículo:
ACUERDOS SYKES-PICOT
De Wikipedia, la enciclopedia libre
El Tratado Sykes-Picot concluido el 16 de Mayo de 1916 fue un acuerdo secreto entre Gran Bretaña y Francia para dividirse los territorios del Próximo Oriente si fueren victoriosos en la guerra contra los Imperios Centrales; el imperio ruso y el Reino de Italia dieron su aceptación. Debe su nombre a los negociadores del pacto, Sir Mark Sykes, en representación de Gran Bretaña y Charles François Georges-Picot por Francia.
Inicialmente, las negociaciones incluyeron a Rusia. Desde que los aliados occidentales entraron a la guerra, la Rusia zarista presionó por lograr su antigua ambición de obtener una entrada marítima al Mediterráneo mediante el estrecho de los Dardanelos. Cuando el Imperio Otomano turco se convirtió en aliado del enemigo alemán los rusos lograron que en 1915 los aliados occidentales apoyaran sus demandas de acceso a las costas mediterráneas las cuales debían concretarse si fueren vencedores en la guerra. El Tratado de Paz de Brest Litovsk (marzo de 1918), firmado entre el gobierno Bolchevique de Rusia y el Imperio Alemán, liberó a los restantes aliados del cumplimento de los términos de estos acuerdos hacia los rusos. No obstante durante la revolución de Octubre los Bolcheviques hicieron público el contenido de éste y otros acuerdos secretos, causando muchas dificultades a las alianzas que los británicos tenían con los líderes nacionalistas árabes.
Los acuerdos están basados en la partición del Próximo Oriente en cinco zonas; una de control británico, una de control francés; una de influencia británica o protectorado británico; una de influencia francesa o protectorado francés y una de administración internacional (Las ciudades de Jerusalén y Nazareth). Originalmente los acuerdos mencionan también una zona de control ruso, pero al parecer estos fueron cambiados de mutuo acuerdo en 1917 y luego fueron refrendados durante la conferencia de San Remo y recibieron también un aval de la Liga de Naciones.
Historia
El 3 de enero de 1916 Sir Mark Sykes representando a Gran Bretaña y Charles François Georges-Picot representando a Francia acordaron la división general del Oriente Medio una vez terminada la guerra y derrotado el imperio otomano. Francia recibiría la Siria de hoy y su zona costera que se convertiría en el Líbano actual. Ejercería un ámbito de influencia hacia el Este, hasta Mosul. Los británicos obtuvieron Basora y Bagdad y un ámbito de influencia hacia el Este, hasta Persia (el futuro Irán.)
Palestina quedó indefinida, pero finalmente fue otorgada bajo un mandato de la Sociedad de las Naciones a Gran Bretaña. En el momento de las negociaciones de Sykes-Picot, los británicos negociaban también con el jerife de La Meca Husayn ibn Ali el apoyo aliado a una revuelta contra los otomanos, de la que debería surgir un Estado árabe unificado en todos los territorios arrebatados a los turcos, desde Siria hasta el Yemen. De estas negociaciones, cuyos acuerdos Gran Bretaña no tenía intención de cumplir (pues contradecían las propias conversaciones Sykes-Picot) surgió la Rebelión Árabe, que supondrá la efímera independencia del Hiyaz, la aún más efímera unificación de los territorios árabes otomanos bajo la acción de las tropas árabes y, finalmente, la colocación de la dinastía de los hachemíes en varios tronos de la zona y la creación del nuevo reino de Transjordania. En la rebelión participaría como enlace británico Thomas Edward Lawrence (conocido como Lawrence de Arabia).
Igualmente los británicos, cautelosos con sus palabras, alentaron a los judíos al señalar que veían con buenos ojos el establecimiento de un futuro estado judío en Palestina, mediante la llamada Declaración Balfour. En efecto, como medida de guerra, los británicos alentaban las aspiraciones nacionalistas de las comunidades árabes en los mismos territorios.
A partir de la Conferencia de Paz de París (1919), Gran Bretaña no solamente obtuvo un mandato en Palestina, sino también tomó Mosul, al que agregó Basora y Bagdad para crear el reino de Irak. Recortó a Siria (ya ocupada por Francia) un territorio , que añadió a Iraq, y la Alta Galilea para poder transportar mediante oleoducto el petróleo de Mosul a Haifa. Todas estas adjudicaciones territoriales estuvieron de acuerdo con Sykes-Picot.
Compensó a la familia Hussein por ser expulsados de Siria, separando Transjordania de Palestina, que otorgó al segundo hijo de Hussein, Abd Allah como monarca. Iraq se lo otorgó a Faysal como monarca, pero siempre manteniendo un mandato o un protectorado sobre los territorios.
Una preocupación más para los británicos, que tenían muchas colonias pobladas por musulmanes: querían eliminar el poder del Califa turco sobre el panislamismo. Esta es una de las razones por las qué apoyaron al jerife Husayn ibn Ali en la Meca y dejaron neutral a Abdul Aziz ibn Saud en el centro de Arabia, para que sirvieran de contrapeso a cualquier movimiento pan-islámico. Se movieron para reducir la influencia individual del Califa a través del Oriente Medio fomentando el nacionalismo secular árabe y creando, cuando fue posible, nuevos pequeños estados, en una forma compatible con la política exterior del Imperio Británico.
Consecuencias
Donde se vieron frustrados los planes del tratado Sykes-Picot fue en Turquía al surgir la figura de Mustafa Kemal Atatürk para dirigir la Guerra de Independencia y liberar a ese país del control foráneo que se intentaba al finalizar la guerra. Pero en general, el tratado fue implementado en los términos para los que fue concebido. Las consecuencias de su implementación crearon las condiciones de dominio Francés y Británico y los conflictos regionales que han eludido una paz duradera desde esa fecha.
REFLEXIÓN:
Para los que no somos expertos en el tema, está a la vista que el acuerdo Sykes-Picot fue una solución para una situación coyuntural, como fue la caída del imperio otomano.
El territorio fue dividido por los vencedores como si estuvieran mirando un mapa vacío, según sus intereses, sin considerar que el mismo estaba ocupado por poblaciones de distintas culturas, religiones y sectas, obligadas a convivir como si no tuvieran diferencias irreconciliables.
Pero al hacerlo crearon nuevos estados con gobiernos que se hicieron fuertes y que hoy deben resolver los problemas que en el momento del acuerdo no se tuvieron en cuenta. Encontrar una solución significa mantenerse en el poder a cualquier costo y la situación se agravó con el tiempo.
Líbano cambió, los cristianos perdieron poder en manos de los musulmanes; Siria tiene una mayoría sunita que se rebela ante un gobierno alauita; Rusia sigue aspirando a su acceso al Mediterráneo por eso veta la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU en Siria; las sectas musulmanas en todos esos países creados por el acuerdo luchan por imponerse unas sobre otras.
Creo que a esto se refiere el artículo cuando dice que el acuerdo no ha perdido vigencia. Ese acuerdo creó una división política de los estados que será muy difícil de cambiar, la lucha que estamos presenciando no es sobre democracia ni progreso, lo que vemos es una guerra que se mantuvo latente cuando se hicieron las divisiones como si esos territorios estuvieran vacíos.
Pero estaban poblados y ahora se ha desencadenado una rebelión de los que quedaron sometidos que no se puede detener.
ANA
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