jueves, 8 de octubre de 2009

449 - LA DECISIÓN DE ISRAEL


IRÁN - EL DESAFÍO ISRAELÍ

Por Embajador (ret.) YORAM ETTINGER (*)


Las opciones de disuasión y represalia no están disponibles frente al terror del régimen iraní que sacrificó a cientos de miles de su propio pueblo durante la guerra de 1980-88 contra Irak. La única opción disponible es la de la prevención y acción anticipada.

El Estado judío no puede depender de EE.UU. para impedir la nuclearización de Irán, especialmente no de un EE.UU. que se opone a la acción militar y adopta las opciones de compromisos y sanciones, que se han dejado en manos de Irán durante los últimos siete años.

En 1981, los jefes del Mossad y de la inteligencia militar de Israel, el entonces Ministro de Defensa Ezer Weizman y el jefe de la oposición Shimon Peres, hicieron lobby para que el Primer Ministro Menachem Begin no bombardeara al reactor nuclear de Irak. Sostenían que la probabilidad de éxito era insignificante y que la perspectiva de ver a los pilotos decapitados arrastrados por las calles de Bagdad era mayor que darles la bienvenida a su regreso a Israel. Ellos advirtieron que la operación causaría una profunda división entre Israel y Estados Unidos con devastadoras consecuencias políticas, económicas y sociales. Pronosticaban el colapso del tratado de paz Israel-Egipto, una guerra total de musulmanes contra Israel -sin el apoyo de Estados Unidos- y un significativo deterioro de la seguridad personal de los judíos en todo el mundo. Sin embargo, el Primer Ministro Begin demostró tener una condición esencial para el liderazgo, afirmando que el costo de la inacción (un Irak nuclear) empequeñecería el costo de la acción. Él sacrificó la conveniencia a corto plazo en el altar de una seguridad nacional a largo plazo.

En 1981, Estados Unidos no era plenamente consciente de la gravedad de la amenaza nuclear de Irak. En el 2009, sí lo está. ¿Seguirá el Primer Ministro Netanyahu los pasos de Begin o de Peres frente a un peligro nuclear claro y presente?

Una nube nuclear iraní situándose sobre Israel no requeriría el lanzamiento de una bomba nuclear para arruinar la confianza interna y externa sobre el futuro del Estado judío. La inmigración de judíos llegaría a su fin, la emigración aumentaría dramáticamente, colapsaría la calificación crediticia y la proyección del crecimiento de Israel, los inversionistas del exterior se mantendrían alejados causando una devastación económica, social y de seguridad. Por lo tanto, el Estado judío no puede esperar a que Teherán tenga en sus manos una humeante arma nuclear: el Estado judío debe impedir que un arma nuclear llegue a las manos de Teherán.

En el 2009, la infraestructura nuclear de Irán se beneficia con medios defensivos que son superiores a las capacidades defensivas de Irak en 1981: están dispersos en todo Irán, las instalaciones son profundas y muy fortificadas y tiene los más avanzados sistemas de defensa aérea rusos. No obstante, en el 2009, las capacidades ofensivas de Israel han mejorado geométricamente comparadas con las de 1981: en destrucción, precisión, penetración y capacidad de lanzar misiles lejos del alcance del radar enemigo. En 1981, Israel tenía una única opción ofensiva, la que se basaba en modificaciones no probadas de los F-15 y F-16. En el 2009, Israel toma ventaja de una cantidad de opciones ofensivas basadas en sistemas militares probados y en una inteligencia satelital y humana superior.

En el 2009, la destrucción de unas pocas instalaciones nucleares críticas paralizaría o demoraría substancialmente el esfuerzo nuclear de Irán.

En 1981, el Congreso y el público americano compartían la relativa indiferencia del Mundo Libre hacia la amenaza nuclear de Irak. En el 2009, ellos están plenamente conscientes de la amenaza nuclear de Irán a los soldados americanos en el Golfo y en el Océano Índico, al continente americano y a Israel. Ellos presionan al Presidente Obama para que adopte una política más dura hacia Irán y se identifican con el derecho de autodefensa de Israel. ¿Tomará Israel ventaja de tal actitud del público americano y sus representantes en ambas cámaras del Congreso, de su sólido apoyo tradicional al Estado judío y del poder del Congreso para iniciar y detener el suministro de sistemas militares sofisticados, a fin de mejorar las capacidades israelíes para impedir la nuclearización de Irán?

Una acción militar israelí unilateral en 1967 (La Guerra de los Seis Días) y en 1981 (el bombardeo del reactor nuclear irakí) dispararon dolorosas sanciones y condenas a corto plazo, pero a largo plazo le otorgó al Estado judío respeto estratégico. La destrucción de la influencia pan-árabe de Egipto y de las capacidades nucleares de Irak redujo la turbulencia de Medio Oriente, asestó un golpe a la URSS, reforzó la estabilidad de Arabia Saudita y de otros regímenes vulnerables pro-EE.UU, adelantó los intereses de EE.UU. y mejoró la posición disuasoria de Israel.

La eliminación de la amenaza nuclear de Irán desencadenaría resultados similares, además de una posible lluvia de misiles iraníes, de Hezbollah y de Hamás sobre los centros de poblaciones israelíes, acompañados por un reforzado terrorismo de la OLP. Tan grave como podría ser el costo de una ofensiva militar, éste sería eclipsado por el costo de evitar una ofensiva militar: Un ataque nuclear sobre el Estado judío.

El desafío nuclear iraní constituye -para el Primer Ministro, el Gabinete y los miembros de la Knesset- la prueba final de liderazgo. ¿Seguirán el pragmatismo, impulsados por la tenacidad y el interés a largo plazo del Estado de Israel para sobrevivir o demostrarán ellos "pragmatismo", guiados por la vacilación y las necesidades de corto plazo, las que han caracterizado a todos los gobiernos desde 1992, minando de esa forma la base del Estado judío?

(*) El Embajador Yoram Ettinger sirvió como Ministro para Asuntos del Congreso en la Embajada de Israel en Washington y como Director de la Oficina de Prensa del Gobierno de Israel, sumado a otras posiciones. Él habla con frecuencia en campus universitarios sobre el conflicto en Medio Oriente.

FUENTE:
THE ETTINGER REPORT - 07/10/09

COMENTARIO:

Cuando se piensa en Irán se recuerda a Irak. Saddam atacó a Israel en las grandes ciudades, la gente debía permanecer en sus casas con máscaras puestas porque no se sabía si los misiles podían contener gases letales. Hubo edificios afectados y niños muertos por efecto de las máscaras.

Eso es lo que puede esperarse de estos dictadores, sólo que la próxima vez pueden ser bombas nucleares. ¿Es para Israel una opción esperar? ¿Es Irán una amenaza sólo para Israel?

¿Se logró disuadir a Corea del Norte para que no avanzara en su carrera nuclear? Está a la vista que se fracasó.

Vulgarmente dicho, Israel está entre la espada y la pared y ningún otro país está en su situación. Nadie está siendo amenazado por Irán como lo está Israel y su decisión es muy difícil.

El pueblo israelí está tranquilo y confía en su dirigencia; nosotros, expectantes, desearíamos que no estuviera tan solo.

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