jueves, 22 de octubre de 2009

457 - DECLARACIÓN DEL FUNDADOR DE HRW


EL PERRO GUARDIÁN DE LOS DERECHOS, PERDIDO EN MEDIO ORIENTE

(FUNDADOR DE LA ORGANIZACION DE DERECHOS HUMANOS)

Por ROBERT L. BERNSTEIN




(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)

Como fundador de Human Rights Watch (HRW), su presidente activo durante 20 años y ahora presidente fundador emeritus, debo hacer algo que nunca anticipé: unirme públicamente al grupo de los críticos. HRW tenía como misión original abrir a la fuerza a las sociedades cerradas, abogar por las libertades básicas y apoyar a los disidentes. Pero recientemente se han emitido informes sobre el conflicto árabe-israelí que están ayudando a aquellos que desean convertir a Israel en un estado paria.

En HRW siempre reconocimos que sociedades democráticas abiertas tienen fallas y cometen abusos. Pero veíamos que ellas tienen la habilidad de corregirlas a través del vigoroso debate, una prensa adversaria y muchos otros mecanismos que alientan la reforma.

Es por esto que nosotros pensamos trazar una fina línea entre los mundos democráticos y los no democráticos en un esfuerzo por ofrecer un mejor entendimiento sobre los derechos humanos. Queríamos impedir que la Unión Soviética y sus seguidores pudieran representar un juego moral equivalente con el de Occidente y alentar la liberalización atrayendo la atención hacia disidentes como Andrei Sakharov, Natan Sharansky y aquellos en el gulag soviético y los millones en los laogais de China, o campos de trabajo.

Cuando me aparté en 1998, HRW estaba activa en 70 países, la mayoría de ellos eran sociedades cerradas. Ahora la organización, con una frecuencia que va en aumento, deja a un lado su importante distinción entre sociedades cerradas y abiertas.

En ninguna parte es esto más evidente que en su trabajo en Medio Oriente. La región está poblada por regímenes autoritarios con atroces antecedentes sobre derechos humanos. Sin embargo, en los últimos años HRW ha escrito muchas más condenas sobre Israel por violaciones a la ley internacional que sobre cualquier otro país de la región.

Israel, con una población de 7.4 millones, alberga a por lo menos 80 organizaciones de derechos humanos, tiene una vibrante prensa libre, un gobierno democráticamente elegido, un poder judicial que frecuentemente dictamina contra el gobierno, un mundo académico políticamente activo, muchos partidos políticos y, a juzgar por la cantidad de coberturas de las noticias, tiene más periodistas per capita que ningún otro país en el mundo, muchos de los cuales están allí expresamente para cubrir el conflicto palestino-israelí.

Mientras tanto, los regímenes árabes e iraní gobiernan para algo así como 350 millones de personas y la mayoría de ellos permanecen brutales, cerrados y autocráticos, permitiendo poco o ningún disenso. La situación apremiante de sus ciudadanos, los que en su mayoría se beneficiarían del tipo de atención que una gran y bien financiada organización de derechos humanos internacional puede proporcionarles, están siendo ignorados, cuando la división de HRW de Medio Oriente prepara informe tras informe sobre Israel.

HRW ha perdido la perspectiva crítica sobre un conflicto en el que Israel ha sido repetidamente atacado por Hamás y Hezbollah, organizaciones que van tras los ciudadanos israelíes y usan a su propia gente como escudos humanos. Estos grupos son apoyados por el gobierno de Irán, el que abiertamente ha declarado su intención no sólo de destruir a Israel sino de asesinar a judíos en cualquier parte. Esta incitación al genocidio es una violación de la Convención sobre la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio.

Los líderes de HRW saben que Hamás y Hezbollah eligen hacer la guerra desde áreas densamente pobladas, transformando deliberadamente a vecindarios en campos de batalla. Ellos saben que más y mejores armas ingresan a Gaza y Líbano y están listas para atacar otra vez. Y también saben que esta combatividad continúa privando a los palestinos de cualquier chance de tener la vida pacífica y productiva que ellos merecen. Sin embargo Israel, la repetida víctima de la agresión, enfrenta lo peor de la crítica de HRW.

La organización se preocupa principalmente en cómo se libran las guerras, no en los motivos. Para que no haya dudas, inclusive las víctimas de agresiones están obligadas por las leyes de guerra y deben hacer el máximo posible para minimizar las bajas civiles. No obstante, hay una diferencia entre los errores cometidos en auto-defensa y los que son perpetrados intencionalmente.

¿Pero cómo sabe HRW que estas leyes han sido violadas? En Gaza y en otros lugares donde no hay acceso al campo de batalla o a los líderes políticos y militares que toman decisiones estratégicas, es extremadamente difícil hacer juicios definitivos acerca de crímenes de guerra. Los reportes frecuentemente dependen de testigos cuyas historias no pueden ser verificadas y que podrían atestiguar para obtener ventajas políticas o porque temen represalias de sus propios gobernantes. Significativamente, el Coronel Richard Kemp, ex comandante de las fuerzas británicas en Afganistán y un experto en conflictos armados, ha dicho que las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza "hicieron más para salvaguardar los derechos de los civiles en una zona de combate que cualquier otro ejército en la historia de las guerras".

Sólo retornando a su misión fundacional y al espíritu de humildad que la animó, HRW puede resucitarse a sí misma como una fuerza moral en Medio Oriente y en todo el mundo. Si falla en hacerlo su credibilidad estará seriamente socavada y su importante rol en el mundo se reducirá significativamente.

Robert L. Bernstein, ex presidente y jefe ejecutivo de Random House, fue presidente de HRW desde 1978 a 1998.

FUENTE: NEW YORK TIMES-RIGHTS WATCHDOG, LOST IN THE MIDEAST

FUENTE:
DIARIO EXTERIOR-20/10/09

COMENTARIO:

Es vergonzosa la actitud de esta organización que ha desvirtuado la finalidad para la que fue creada.

Es importante que su fundador haga esta severa crítica y que se puedan citar las palabras del experto británico en conflictos armados. Pero no deja de ser una actitud miserable de quienes tienen la obligación de cumplir con la maravillosa tarea de defender los derechos humanos en todo el mundo, y en lugar de mirar qué hacen todos -en particular los que lo acosan sacrificando a su propia gente- se dediquen con tal parcialidad a acusar a Israel, un país permanentemente agredido.

¿No han visto los videos donde se arroja a gente desde edificios cuando Hamás echó a Al Fatah de Gaza? ¿No han visto las ejecuciones de seguidores de Al Fatah? ¿No han visto a los militantes de Hamás usar a niños para protegerse durante la guerra? ¿Y hemos sabido de algún informe condenando esas barbaridades? Y si lo hubo, ¿se le dio la publicidad que informe a la opinión pública la clase de enemigo que tiene Israel y lo que debe hacer para defenderse de semejantes bárbaros?

La realidad de Israel se desconoce y esta organización tiene mucho que ver cuando no denuncia abiertamente esas violaciones flagrantes a los derechos humanos y se concentra en un país que hace lo que puede para proteger a su propia gente y a un pueblo cautivo de una dirigencia que no cumple ningún código moral ni en tiempos de guerra ni de paz.

¿Cuándo llegará la hora en que se sepa la verdad, toda la verdad, en lugar de sacrificarla por razones ideológicas?

ANA

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