LOS QUE NACEN EN ISRAEL NO SENTIRÁN ESTAS NOSTALGIAS
Siempre me llamó la atención el arraigo que sienten los que emigran a Israel por la patria que dejaron, cualquiera sea ella, Rusia, Irán, Latinoamérica. Es una de las tantas mentiras que se dicen de los judíos en todas partes del mundo, que no "sienten" su país, que son extraños y peor: "Por qué no se van a Israel si tanto lo quieren."
Es porque no han entendido nada. El judío de la diáspora pertenece al lugar donde nació, se crió y se educó. Tiene una identidad que no abandona y si quisiera abandonarla no se lo permitiría el abyecto antisemitismo que en algún momento aflora cuando no se tiene ningún otro argumento para degradar a otro. Nunca podrá dejar de ser judío. Puede ser tradicionalista, religioso, ateo, alguna o ninguna de los tres cosas, pero es judío y está orgulloso de serlo.
Por eso existe Israel, porque cuando lo necesite, el judío de cualquier lugar del mundo encontrará su hogar donde será uno más entre muchos, no se lo va a agredir y no se lo considerará un extraño.
Entonces me encanta publicar la historia de un amigo que vive en Israel pero que se siente argentino e israelí, que no nos olvida, pero que ha llevado consigo a sus hijos y a sus nietos al país donde las futuras generaciones no sentirán la nostalgia de este porteño hasta la médula, e israelí por elección y para siempre.
Me escribió en varios correos su historia:
Perdonáme, pero aunque admiro toda esta música que me enviaste me quedo con mi Buenos Aires, con sus calles empedradas, con sus barrios tranquilos, sus arboledas añosas, su nerviosas arterias y su cultura, guardada en los claustros de donde salieron figuras que enaltecieron nuestra patria, para admiración del mundo. Con sus barrios pintorescos, sus bares de mesas calladas, donde empiezan y mueren palabras de amor y poesía, los domingos borrachos de sol en las plazas. En suma, ¡me quedo con vos patria mía! Con el azul de tu cielo, la belleza de tus mujeres, la cultura de la amistad y la "gauchada" bien entendida y sin doble sentido, en el apretón de manos cálido, y el mate tibio como broche a todo eso.
Tenés el embrujo de las noches estrelladas con olor a gasolina y el grito "¡Crítica!", "¡Razón!". Bajás por Leandro Alem hasta encontrar la ochava del querido Luna Park, a lo lejos el obelisco se viste de plumas y de luz de neón, mientras en el aire húmedo que viene del río color de león, el "morocho del abasto" te canta a media voz. Corrientes, ¡como olvidarte en mi queja de bandoneón!, quién dijo que me fui, si sigo estando en tus veredas y en la nena que vende estampitas con los ojos de hambre y tristeza...
¡Cantemos a todo eso, hagamos conocer a todo el mundo nuestra idiosincrasia, la buena, la del argentino trabajador, familiero, buen amigo, capaz de jugarse, que sepan que los hay, que conozcan lo que tenemos dentro, no sólo en los folletos de turismo, sino el que gasta los tamangos buscando el mango que te haga morfar todos los días!
Perdonáme la nostalgia que me rompe el corazón, este corazón que se va desgastando y que va pidiendo a gritos un descanso.
Quiero contarte mi historia... primero "el prontuario familiar" que, como todo judío, sabemos por tradición oral. Mis abuelos paternos y maternos vinieron de Rusia, escapando como siempre de las hambrunas, pogromos y persecuciones. Las dos familias recalaron en Argentina, de la que más datos tengo es la de mi viejo, porque él me contaba.
Vinieron como tantos inmigrantes, con la esperanza de una vida mejor, mi abuelo era herrero, se afincaron en el barrio de Villa Luro, vos sabés, creo que a lo mejor a vos te pasó con tus antecesores, que venían en grupos, se afincaban en lugares, en grupos para poder capear en los primeros años las dificultades del idioma, de conseguir trabajo, eso se lograba apelando a los paisanos que había aquí, exactamente como es la versión moderna de la aliá.
De ahí que toda mi familia, hermanos, ahora hijos, somos todos cerrajeros, muy conocidos en el gremio.
Yo me crié con el olor a fierro que exhalaba la ropa del viejo cuando lo abrazaba. Mi abuelo al tiempo consiguió trabajo en lo de Vasena, que era una empresa muy grande en ese rubro, allí se gestó la revuelta de la Semana Trágica.
Al tiempo pudo -con los rublos que había traído- comprar una casa tipo chorizo donde fueron viniendo los hijos, dos eran rusos y los restantes argentinos. Entre ellos don Moisés que fue mi viejo. Llegaron a trabajar 50 personas en la herrería que instaló en esa casa. A todo aquel que venia de Rusia y quería trabajar como herrero, se le decía "andá a lo de José el largo" (iosale der longe) que él te da trabajo. Él donó las puertas para la primera sinagoga que se hizo en el barrio, ya no esta más pero te digo donde estaba, en San Blas y el pasaje Hungría.
Paso a contarte donde vivía yo, mi familia cuenta con dos hermanos más. Doña Cecilia y mi papá, don Moisés, fueron a vivir a una casa alquilando como se estilaba, una pieza, una cocina, y el baño en el fondo de la casa. La casa también era tipo chorizo y le alquilaba a un paisano, como se hacía en ese entonces. En la pieza había una cama matrimonial y la cama donde dormíamos los tres, mis dos hermanos y yo, así que el que diga que los judíos somos de mucha guita, algunos la tendrían, nosotros éramos pobres laburantes. La cocina tenia un horno a carbón donde la vieja apantallaba y hacia la comida, tomaba mate y nos bañaba en una tina. Mi papá tenia un taller en la calle Chile al 1700, grato en mis recuerdos juveniles, te cuento todo esto así porque esa fue mi vida y estoy orgulloso de mi prosapia.
Con el devenir del tiempo tuvimos la suerte de comprar un terrenito en Haedo, provincia de Buenos Aires, con un préstamo del banco hipotecario. Hicimos la casa y nos afincamos allí, estudiamos, aprendimos a querer a la Argentina, sin olvidar que éramos judíos, nunca lo olvidamos, vivíamos y pensábamos como argentinos, pero amando a Dios a través de la Torá, sin joder a nadie, ni discriminar. Al cristiano se lo respetaba y entraba a mi casa como uno más, sin diferencias, tuvimos estudios secundarios. El mayor es técnico aeronáutico y el menor técnico mecánico, yo también. Asi que amamos y estudiamos en mi Argentina, sufrimos las consecuencias de los altibajos de nuestro país como todos, a punto tal que en 1967 por una ley de liberación de alquileres tuvimos que dejar nuestro querido taller de la calle Chile que por espacio de 40 años había alquilado mi viejo, pero no nos vino mal, pudimos comprar un local a una cuadra de allí, en la calle Independencia al 1700, (todavía está allí) que compramos entre todos. Ya estábamos casados, con familia, yo tenia a mis dos hijos, había que pagar la hipoteca que tenía, así que nos arremangamos todos y a trabajar hasta doce o catorce horas diarias. Cuando no había trabajo lo fabricábamos (¿te acordás de "Carlitos vidriero?") (jajaja).
Fuimos lentamente creciendo, tuvimos nuestro primer auto, tuve mi casa, un departamento en la calle Juan B. Justo, al lado de la cancha de Vélez, (¡fanático yo! jajaja). La vida fue pasando, mis viejos envejeciendo, don Moisés se apagó en mis brazos un 17 de mayo de 1979, ya éramos hombres, todos, con problemas, con alegrías. Mi hermano mayor se abrió por su cuenta, el más chico también, así que yo quedé con el taller. (Ahí empieza mi historia personal).
Mi historia es la de cualquier argentino que por una razón u otra se tuvo que ir, la mía fue económica, soy un judío tradicional, no me va eso de estar todo el día en la sinagoga, pero respeto las tradiciones que mamé de chico y eso no se olvida. Además, estando aquí viendo el muro, besás las piedras con una unción que yo en mi vida creí que tenia, yo puteo contra el sistema, pero que no toquen a este país, es mio, lo mismo me pasa con la Argentina.
Yo no me fui porque me echaron, me fui porque la economía, vos lo sabés, era caótica. Toda la situación del país era caótica al punto que llegamos a tener un presidente por 24 hs, ¿te acordás de Rodríguez Saá?
Al llegar aquí después de un extenuante viaje de 16 horas, codo con codo, como se viajaba en los barcos en las cubiertas de tercera clase (vos habrá visto fotos de la época cuando venían nuestros abuelos), desembarcamos en el Ben Gurion, allí nos recibieron con bebidas y comida en un salón. Los sheliaj nos recibieron con amabilidad y solicitud, enseguida, después de dejarnos descansar, comer y beber a voluntad, nos fueron agrupando en las oficinas de entrada al país y desde ese momento nos entregaron la "teudad", que es el documento que nos hacía ciudadanos israelíes, y el primer dinero para movilizarnos. Después nos empezaron a organizar para llevarnos a distintos lugares donde habíamos elegido. El viaje fue otra vez extenuante, el micro que nos llevaba no tenia aire acondicionado y fue en el mes de julio, que es el peor mes de aquí por el calor.
Llegamos a Kaztrin casi a las doce de la noche, allí nos ayudaron con los bultos argentinos que eran de la sojnut, que enseguida nos dieron la bienvenida con aplausos y hablando en nuestro idioma, cantando y riendo nos condujeron a unos departamentos, ahí sí había aire acondicionado, la heladera llena de lo que vos querías y después de un rato nos dejaron como si estuviéramos en casa. Todavía estos muchachos están aquí, somos muy amigos, a punto tal que nos visitamos y tomamos mate. Estoy con una pensión graciable porque tengo un marcapasos, mi señora sí está jubilada, aparte tenemos una ayuda de alquiler, en realidad no me puedo quejar.
Lo difícil es acostumbrarse a un modo de vida muy distinto al nuestro, son muy pocos los argentinos que se aclimataron, dicen que para empezar de nuevo en un país extraño hay que morir en el propio y volver a renacer a donde vas. Aquí hay una particularidad que es la siguiente, cuando sos olim (inmigrante) es como una luna de miel, pero después empieza lo verdadero, es decir, tener que empezar a agachar el lomo, y la mayoría de las veces, como nos pasó a nosotros, hicimos trabajos que nunca habíamos hecho antes, porque cuando estás en un país que no conocés agarrás lo que venga con tal de empezar a trabajar, porque la guita que te dan gratis se acaba y ahí empieza la verdadera vida de aquí. Hay que trabajar entre 12 a 15 horas por día para sacar buenos sueldos. Al principio caés en manos de los cablanim (son los que te dan el laburo), y ellos deciden porque en las fábricas les dan un porcentaje. Mis hijos trabajaban esas horas, pero todo cambia con los años cuando vas adquiriendo experiencia y entonces ya no te pueden joder, es como en todos lados con los inmigrantes, cuando pagás el derecho de piso, se acabó. Mi hijo abrió un taller, mi hija tiene una óptica, mi nuera también, mi yerno es analista de sistemas, pero al principio trabajaron en cualquier cosa, mi hija en una fabrica de plásticos, mi hijo en una fabrica de filtros, mi yerno manejando un montacargas, pero si vos ponés empeño y aprendés el idioma, progresás, esa es una faceta positiva en este país. Además, te van teniendo respeto porque se dan cuenta que vos venís de un mundo donde no se utiliza la pluma para taparse el culo.
Cuando a Ben Gurion le preguntaron cuándo éste seria un país dijo: "cuando haya chorros y prostitutas", era un visionario, aquí también tenemos mafia en el juego, prostitución y familias. Están en los centros principales, o sea, Tel Aviv, Netania, Ber Sheva. La mafia rusa sentó sus reales aquí, no te olvides que en 1990 comenzó la aliá de los rusos, (hoy son casi el 20 % de la población israelí) muchos no eran judíos ni con el pensamiento, hubo mucha trampa en eso, pero Israel necesitaba gente que viniera a jugársela, aquí se apuntaba al piberío que en ese entonces eran chicos. No salió del todo mal porque los chicos se adaptaron a la vida israelí, trabajan, han tenido que pelear y hoy forman familias que son completamente israelíes. Lo que te cuento es la verdad, lo que pasa en un país es que la lacra está en todos lados, pero por suerte como la economía de aquí permite tener un standard de vida mejor, la criminalidad, como lo entendemos nosotros, los argentinos, es mucho menor. Hay conciencia de nación, de país, y cuando las papas queman no dicen "yo israelí", se juntan y forman un solo núcleo que es temible cuando los tocás. Esta es la realidad aquí, al israelí, comparativamente, no le importa cómo te vestís, cómo te comportás, son bastante hostiles con los de afuera, pero cuando te van conociendo les encontrás la faceta del sabra. Sabra es un cactus que crece en el desierto, está lleno de espinas por fuera y dulce por dentro, sólo el tiempo que te lleva conocerlo hace que lo veas. Es un país inflexible consigo mismo, y hay códigos de honor que si los rompés, como ha pasado, no hay pero que valga, vas en cana como un ladrillo.
En Argentina no, somos del último mundo, porque permitimos que esta cafila de ladrones se alcen con lo ajeno, porque nos callamos la boca. Lo mismo pasa con la gran farmacia del policlínico bancario. Aquí hubo dos ministros que se quedaron con lo que no era de ellos y cumplen entre 5 y 6 años de prisión efectiva, salió en los diarios cuando ingresaban a la cárcel.
Por la plata baila el mono y ahora le va a tocar a Olmert por la guita que se afanó en los viajes que hacía a Estados Unidos y las dádivas para el partido que le ofreció un empresario judío de Estados Unidos y que él aceptó. Este mes o el que viene empieza el juicio, ¿sabés cómo lo llamaban aquí? Rishon Tours (en castellano "Turismo Primero") porque con esa guita que era del estado él hacía negocios propios. Todo se pudrió cuando el empresario le pidió de vuelta la plata que le había prestado, unos 150.000 dólares que le entregó para financiar las elecciones que ganó Tzipi Livni y que después usufructuó Netanyahu. Así que también hay mucha mierda oculta aquí.
Lo que te voy contando es la historia de mi vida, pensé en Israel porque era el único camino que se ofrecía, por las posibilidades que aunque se ganaran a pulso, fue el único país que nos dijo: vengan. Ojo, no esperamos nunca que nos regalaran nada, asi como ellos nos dieron la oportunidad de empezar de nuevo, también nosotros le damos al país esfuerzo, ¡nuestros hijos y nietos!, ¿Sabés cuantos de esos hijos estuvieron en Gaza?
Lo que si es cierto es que insensiblemente volvés a las raíces que no te abandonan nunca, por más que te adaptes a la vida del país que te vio nacer. Hay un dicho; "judío se nace y difícilmente se hace", hay excepciones porque conozco muchos que no son judíos y me han dicho, "de aquí no me muevo, aquí me dieron lo que no tuve en mi país." A quién la vida no le rozó un poco acaso con el amor o la amistad que llega tarde, cuando la vida la tenés hecha, y no podés reconstruirla, pero queda el sabor agridulce de lo que pudo haber sido. Vos sos de la estirpe de como fui yo, estás tan compenetrada con la problemática del país que no te deja pensar de otra manera que no sea argentina, y te duele lo que pasa igual que a mi, pero al final me convencí que tarde o temprano te dicen "judío de mierda" y te hacen volver a la realidad.
¿Qué es lo que la humanidad espera? ¿Lo que el mundo espera? ¿Un milagro? Porque las naciones que componen un conglomerado libre y democrático, defensoras del derecho de los hombres y mujeres a elegir su propio destino, de tener albedrío, de sostener su modo de creer en la religión donde depositan su fe, se arman de una paciencia infinita, tratando de dialogar con el fanatismo, con el odio, con la ignorancia, presenciando, soportando, toda la gama del bestiario que pugna por volver a instalarse...
Hay personajes que llegan hasta el extremo de negar lo que ha sido comprobado, documentado y con pruebas a la vista, de lo monstruosos que pueden llegar a ser cuando el fundamentalismo de una idea hace carne en la mentalidad de estos seres, arquetipos de todo lo malo que puede tener la raza humana.
Todos aquellos que han llegado por la vía democrática a ejercer el poder de decisión de los países mas poderosos del orbe, ¿por qué vacilan? ¿Por qué ese empecinamiento en tratar de convencer por la vía diplomática, mediante duros bloqueos económicos con quienes tienen recursos económicos y que reaccionan en forma inversa, a costa del sojuzgamiento del pueblo que gobiernan?
Ahora se ha descubierto una planta clandestina de enriquecimiento de uranio construida debajo de una montaña y debido al endurecimiento de las potencias se avinieron a dejar inspeccionarla, pero al mismo tiempo alardean, desafiantes, haciendo ejercicios con misiles.
¿Es posible que no se den cuenta, o no se querrán dar por enterados, que todo este escenario, montado tanto por las potencias occidentales como por Irán es sólo para ganar tiempo? ¿Tiempo para qué? Ya no es inquietante la solución al problema de Gaza o la creación de nuevos asentamientos, se está empezando a percibir el nerviosismo de los países que hipotéticamente serian el blanco del fundamentalismo islámico, como Kuwait, Arabia Saudita, acaso Rusia, acaso China. El reloj de la historia corre, las decisiones que se tomen, que sean acertadas, está en juego el equilibrio mundial, así como la imposición de dogmas extraños a la cultura occidental que pugnan por realizar lisa y llanamente la conquista y la imposición del islamismo fundamentalista, que burlonamente permite la investigación y control de esa usina nuclear clandestina mientras se ejercita con misiles de largo alcance en un abierto desafío al orden mundial.
Asi es como se llama a la conciencia del mundo, recordando los horrores del pasado. Ana, nadie es lo suficientemente ateo, ni lo suficientemente religioso, Te digo una sola cosa, cuando vengas aquí, lo que vos creés que está olvidado, cubierto por el ateísmo, lo que has heredado está en el fondo de tu conciencia, no importa el hecho de que no seas judía, cristiana o musulmana. Cuando pises esta tierra y tus pies levanten el polvo de las calles de Jerusalem sentirás sobre tus hombros las manos de tus antecesores que fueron delegándote, a través de generaciones, sus creencias. Te repito, sean judías, cristianas o musulmanas y sentirás la emoción de entrar en el Santo Sepulcro, apoyar tu cabeza en el muro u orar en El Aksa. Ahora yo por mi parte deseo ardientemente que seas judía por tu lucha, por tu lealtad hacia nosotros y también porque tengas la imparcialidad de decirnos cuando se procede mal, porque no olvides que somos humanos y tenemos también pasiones bajas. Ya ves que soy realista, ni demasiado santo ni demasiado diablo.
No te apures, por eso como decimos aquí, lead, lead (despacio, despacio) y con zalblanut (paciencia) estas dos cosas nos dijeron cuando llegamos. Ya casi en el día del Yom Kipur, que renueves tu alianza con dios, asi, sin hipocresías y con la profunda fe que nos nace del alma hacia él, que todos tus días sean Rosh Hashaná, simplemente que sean buenos y si hay un pecado que todos los tenemos, sólo él te perdone.
Un abrazo, soy argentino, muy argentino, pero aquí me enseñaron, a fuerza de cagadas, que si te enganchan te ponen como decimos nosotros, culo pa´ arriba.
Ana, hasta aquí llegué con mi historia, ahora es el diario vivir, luchar para que la guita alcance y ver crecer a mis nietos.
LA NOSTALGIA DEL PASADO
LA ALEGRÍA DEL PRESENTE
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