¿UNA NACIÓN DE OVEJAS?
Los norteamericanos en general no se destacan por ser un pueblo muy politizado, quizá parte de ese resultado es porque ni siquiera están obligados a votar, entonces no se preocupan demasiado por el gobierno que tendrán, no pierden el tiempo en asumir esa responsabilidad. Esa es una ventaja muy grande para los que están muy interesados y sí se preocupan por elegir a conciencia a quienes serán sus representantes.
La prensa tiene mucha influencia y bien dirigida puede hacer milagros, como votar dos veces a Bush (H) y elegir a Obama como si sus antecedentes fueran los de un afroamericano, nacido, educado y con una relación íntima con la historia de los esclavos negros americanos, lo que era algo muy deseable para una nación que estaba ávida por lavar sus viejos pecados. En la realidad, él dice ser un ciudadano del mundo, lo que significa que no sabemos si representa a los norteamericanos, negros o blancos, o al mundo entero. Dice ser cristiano aunque durante los años más importantes de su formación fue criado en la religión del islam, lo que implica que quizá no conozca ni responda internamente a la religión mayoritaria judeo-cristiana del pueblo estadounidense. Finalmente, cree que una fácil y verdadera paz entre opuestos se logrará durante su mandato.
Nada menos.
Pero esto le viene muy bien a los internacionalistas que creen lo mismo que él, que Estados Unidos debe dejar de ser el gendarme del mundo, cosa con la que estoy muy de acuerdo, siempre y cuando no aparezca algún dictador que ponga en jaque a las naciones civilizadas. Sería bueno que alguien nos lo pudiera asegurar, mientras, prefiero que exista un Estados Unidos dispuesto a poner a sus soldados cuando los apaciguadores de este mundo -que los hubo y habrá- no se animen a enfrentar a los delirantes de hoy muy similares a los del pasado.
Y tiene buena prensa, la misma que comenta en este artículo Jeff Jacoby, donde podrán hacer algunas deducciones sobre por qué los medios se escandalizaron y encarnizaron con Mel Gibson cuando borracho hizo declaraciones antisemitas y no le dio tanta importancia cuando hizo lo mismo Oliver Stone, con la diferencia que estaba sobrio, lo que es mucho más grave.
Se llama doble rasero, algo que el pueblo norteamericano todavía no se ha dado cuenta qué significa en términos políticos, cuando la prensa toma partido por el poder y que poco a poco está llevando a su país a donde nunca quiso estar.
ANA
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