sábado, 23 de mayo de 2009

357 - SUGERENCIAS PARA UN PLAN DE PAZ


QUITANDO LAS SONRISAS DE LA CONFERENCIA DE PRENSA DE OBAMA-BIBI, NOS QUEDA UN COMPORTAMIENTO OBSESIVO Y TRASTORNADO

Por CAROLINE GLICK

COMO PUEDE NETANYAHU ELUDIR LA TRAMPA DE OBAMA


CAROLINE B. GLICK

(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)

La visita del lunes del Primer Ministro Binyamin Netanyahu al Presidente de EE.UU. Barack Obama en la Casa blanca, fue el bautismo de fuego del nuevo premier de Israel. Lo que dejó el primer encuentro es que las prioridades de Obama con respecto a Irán, Israel y el mundo árabe son diametralmente opuestas a las prioridades de Israel. Durante su conferencia de prensa ad-hoc con Netanyahu, Obama puso en claro que él no levantará un dedo para impedir que Irán obtenga armas nucleares. En las pasadas dos semanas y actuando como sustituto de Obama, el director de la CIA, Leon Panetta, afirmó que Obama también espera que Israel no haga nada mientras Irán desarrolla los medios para destruirlo.

Obama reveló sus intenciones sobre Irán de tres formas. En primer lugar, puso un plazo no obligatorio de siete meses para su política de apaciguamiento y compromiso con los ayatollahs. Esa política, explicó, sólo será implementada después de las elecciones presidenciales iraníes. Y se les deberá dar por lo menos seis meses a esas conversaciones directas de EE.UU-Irán para que muestren sus resultados, antes de ser evaluadas como éxito o fracaso.

Pero la inteligencia militar de Israel consideró que seis meses puede ser demasiado para esperar. Para fines de año el programa nuclear de Irán podría ser imparable. Y la exitosa prueba de Irán del miércoles de su misil Sejil-2 de combustible sólido, con una distancia de dos mil Km, sólo sirvió para mostrar la urgencia de la situación. Obviamente los mullahs no están esperando a Obama para que los convenza del error de sus acciones.

Más allá del hecho que el plazo no obligatorio de Obama es demasiado largo, existe su "o de otro modo." Obama puso en claro que en el caso que en diciembre o enero él llegue a la conclusión que los iraníes no están negociando de buena fe, el paso más radical que deseará tomar será considerar intensificar las sanciones internacionales en contra de Teherán. Mientras tanto y a sus instancias, el Presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Casa Blanca, Howard Berman, presentó un programa requiriendo sanciones en contra de las compañías petroleras que exportan combustible refinado dentro de Irán.

Finalmente estuvo el punto de vista de Obama que para los Estados Unidos la mejor forma de convencer a Irán de abandonar su programa nuclear es convenciendo a Israel de entregarles más territorio a los palestinos. Tal como Obama lo dijo: "En la medida que nosotros podemos hacer la paz con los palestinos, entre palestinos e israelíes, entonces realmente pienso que ello nos fortalece dentro de la comunidad internacional para negociar con una potencial amenaza iraní".

Esta declaración encierra la básica falta de seriedad y mendacidad fundamental del enfoque de Obama sobre cómo "negociar con una potencial amenaza iraní". Irán ha dicho claramente que quiere destruir a Israel. A los mullahs no les importa cuán grande es Israel. Sus misiles están apuntando a Tel Aviv no a Beit El.

En cuanto a la comunidad internacional, los rusos y los chinos no han estado asistiendo los programas nucleares y misilísticos de Irán durante los últimos quince años porque no hay un estado palestino. Lo han hecho porque piensan que un Irán fuerte debilita a los Estados Unidos. Y tienen razón.

Por su parte, los estados árabes se han puesto abiertamente del lado de Israel en contra de Irán. El establecimiento de un estado palestino no hará más profundo su apoyo para que se actúe y se impida que Irán obtenga los medios para dominar la región.

En vista de esto, la obsesiva presión de Obama por un estado palestino tiene muy poco sentido. Los palestinos están divididos, sin esperanzas. No es que simplemente Hamás gobierne en la franja de Gaza y que Fatah controle Judea y Samaria. El mismo Fatah está desgarrado por la división. El nombramiento por el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas del nuevo gobierno de la AP bajo Salam Fayyad, fue rechazado abrumadoramente por los líderes de Fatah. Muy simplemente, hoy no hay un liderazgo palestino coherente que quiera o sea capaz de alcanzar un acuerdo con Israel.

Y con respecto a las perspectivas de paz en sí misma, dado que hay poca diferencia entre la transmisión diaria de tonterías antisemitas por los medios controlados por Hamás en Gaza, y la misma clase de transmisión diaria controlada por Fatah/Abbas/Fayyad en Judea y Samaria, esas perspectivas no se ven particularmente atractivas. Esta incitación antisemita generalizada ha engendrado la situación actual donde los miembros y partidarios de Hamas y Fatah están firmemente unidos en su deseo de ver a Israel destruido. Esto fue claro el jueves a la mañana cuando un policía de Fatah en Kalkilya usó su rifle, provisto por Estados Unidos, para abrir fuego contra fuerzas del IDF ocupadas en una operación contra-terrorista en la ciudad.

Dado que el establecimiento de un estado palestino no tendrá impacto en el programa nuclear de Irán, y a la luz del hecho que bajo las actuales circunstancias cualquier estado palestino estará en guerra en contra de Israel y, asumiendo que Obama no es completamente ignorante de la situación en el terreno, hay una sola razonable explicación para el deseo urgente de Obama de forzar a Israel para que ayude a la creación de un estado palestino y para que sirva a su establecimiento por medio de la expulsión de cientos de miles de israelíes de sus hogares. Muy simplemente, es una forma de desviar la atención por el consentimiento de Obama a las aspiraciones nucleares de Irán.

Haciendo que el logro de la imposible meta de hacer la paz entre Israel y los palestinos a través del establecimiento de un estado palestino de terror la pieza central de su agenda en Medio Oriente, Obama puede presentar a Israel como el villano de la región. El objetivo se refleja en la intensificación de la administración en presionar a Israel para destruir las comunidades en Judea y Samaria. Retratando a los judíos que viven en casas rodantes en colinas estériles en Judea y Samaria -en lugar de hacerlo con los mullahs iraníes que prueban misíles balísticos mientras enriquecen uranio e incitan al genocidio- como el mayor obstáculo para la paz, la administración de Obama no solamente busca desviar la atención por su negativa a impedir que Irán obtenga armas nucleares. También está instalando a Israel como el chivo expiatorio quien será acusado después que Irán surja como un poder nuclear.

La intención de Obama de no revelar su plan de paz para Medio Oriente durante su discurso al mundo musulmán en el Cairo el 4 de junio, así como su decisión de no optar por visitar Israel en favor de visitar un campo de muerte nazi, pone en claro que él no percibe a Israel como un aliado vital y ni siquiera como un compañero en el proceso de paz que él desea iniciar. Los funcionarios israelíes no fueron consultados acerca de este plan. Entonces también, del contorno que surge de su plan, está claro que él estará ofreciendo algo que ningún gobierno israelí puede aceptar.

De acuerdo a la información de los medios, el plan de Obama requerirá que Israel retire a sus ciudadanos y militares a las indefendibles lineas de armisticio de 1949. Ello proporcionará la libre inmigración al estado palestino de millones de árabes-que-odian a Israel. Y él busca presentar todo esto como en acuerdo con los intereses de Israel diciendo que después que Israel se vuelva indefendible, todos los 57 miembros de la Organización de la Conferencia Islámica (incluyendo a Irán) "normalizarán" sus relaciones con Israel. Resumiendo, Obama está usando su plan de paz para castigar al gobierno de Netanyahu como el jefe de una fuerza desestabilizadora en la región.

Durante su encuentro con Obama, Netanyahu logró evitar las trampas políticas que le tendió Obama. Netanyahu reservó para Israel el derecho de actuar independientemente en contra de Irán y no concedió nada sustancial sobre el asunto palestino. Aunque el logro no es pequeño, el exitoso desvío de Netanyahu de las provocaciones de Obama no es una estrategia sostenible. Ya el martes la administración comenzó a coaccionar a Israel para acatar la disciplina con respecto a Irán y a los palestinos incorporándose a "grupos de trabajo". Entonces, cuando el jueves el gobierno destruyó un puesto de la comunidad en Judea fue percibido como un aflojamiento frente a la presión de los Estados Unidos. Y sin duda elevó las expectativas por futuras expulsiones.

Entonces, ¿qué debe hacer Netanyahu? ¿Cómo se verá una estrategia que contenga la presión de la administración de Obama y que mantenga la atención internacional sobre Irán?

Bajo las actuales circunstancias, la mejor opción del gobierno de Netanyahu es presentar su propio plan de paz para mitigar el impacto del plan de Obama. Para amortiguar el impacto del discurso de Obama en el Cairo, Netanyahu debería presentar su plan de paz antes del 4 de junio.

Tal plan debería contener tres etapas. En primer lugar, a la luz del aparente deseo del mundo árabe para acoplarse con Israel, Netanyahu debería pedir la apertura de conversaciones directas entre Israel y la Liga Árabe o Israel y la OIC (Organización de la Conferencia Islámica), con relación a la inmediata normalización de las relaciones entre Israel y el mundo islámico-árabe. Tanto Obama como el rey Abdullah de Jordania reclaman que tal normalización está a punto. Israel debería insistir que ella comience sin dilaciones.

Por supuesto esto es necesario para que se produzca la paz con los palestinos. Como vimos en Camp David en el 2000, la única forma en que los líderes palestinos se sientan a gusto para hacer una paz con Israel es que el mundo árabe primero demuestre su aceptación del estado judío como una característica permanente en el paisaje de Medio Oriente. Los reclamos que tal exigencia israelí es una simple táctica para ganar tiempo puede fácilmente no ser tenida en cuenta. Dados los pedidos jordanos y americanos que el mundo árabe está deseoso de aceptar a Israel, una vez que las negociaciones comiencen, esta etapa puede ser completada en cuestión de meses.

La segunda etapa del plan de paz israelí involucraría a Israel y al mundo árabe acordando y comenzando a implementar un programa conjunto para combatir al terrorismo. Este programa supone destruir las redes terroristas, cortar las finanzas para dichas redes y concertar el arresto de terroristas y su extradición a La Haya o a los Estados Unidos para ser juzgados. Debería ser muy claro para todos los gobiernos de la región que no puede haber una paz regional a largo plazo, o estabilidad, en tanto los terroristas no desistan de su propósito de destruir a Israel y de derrocar a los regímenes árabes moderados, permitiéndoles seguir operando. Así que hacer de la implementación de tal programa conjunto una precondición para futuros progresos no debería ser un obstáculo para la paz. De hecho, no hay razón para que ni siquiera pueda ser percibido como particularmente controvertido.

La etapa final del plan de paz israelí debería ser la negociación de un acuerdo del status final con los palestinos. Sólo después que el mundo árabe haya aceptado a Israel, y sólo después que haya acordado unirse a él para lograr el objetivo común de un Medio Oriente libre de terror, puede haber alguna chance de que los palestinos se sientan confortables y libres de coexistir pacíficamente con Israel. E Israel, por supuesto, se sentirá mucho más confiado acerca de vivir en paz con los palestinos después que el mundo árabe demuestre su buena fe y amistad hacia el estado judío y su pueblo.

Si Netanyahu ofreciera este plan en las próximas dos semanas, podría eludir la trampa de Obama del 4 de junio, proponiendo discutir ambos planes con la Liga Árabe. Haciéndolo, él podría continuar presentando el caso que Irán es el peligro más grave para la región, sin ser demonizado como una fuerza desestabilizadora y un enemigo de la paz.

Sea que Netanyahu adelante tal plan o no, lo que resulta obvio esta semana es que los más grandes desafíos del gobierno será prevenir que Irán adquiera armas nucleares mientras impide que la administración de Obama culpe a Israel por la ausencia de paz.

FUENTE: JWR

JWR contributor Caroline B. Glick is the senior Middle East Fellow at the Center for Security Policy in Washington, DC and the deputy managing editor of The Jerusalem Post.


COMENTARIO:

Como siempre, el análisis de Caroline Glick nos permite interpretar mejor cómo es la relación al día de hoy entre la administración de Obama y el gobierno israelí. Y digo así porque ella repara en los indicios ya que no se sabe cuál será la actitud final de Obama hacia Israel. Hay muchas fuerzas en pugna dentro del actual gobierno estadounidense, muchos están apoyando la política de Obama hacia Israel, aunque en realidad no fueron las que tuvieron en el pasado, así son los políticos. Pero hay otros más fieles que seguramente estarán haciéndose oír.

De todos modos, llama la atención que sean los países árabes de la región los que actualmente están apoyando a Israel con relación al peligro de un Irán con armas nucleares y que el resto del mundo se esté concentrando en su exigencia de un estado palestino que se concrete ya. Y esto no es poco. Tal parece que los que conocen los problemas de la región "in situ" perciben cual es el riesgo acuciante que corren sus países y están apuntalando la posición de Israel, mientras que el resto del mundo, haciendo gala de su ignorancia supina se dedican a acorralar a un país que se está defendiendo hoy de lo que tendrán que defenderse ellos el día de mañana si no abren bien los ojos a esta realidad que golpea la existencia de Israel.

No sabemos qué planes tiene Obama, pero Glick se adelanta, toma la iniciativa y sugiere las que podrían servir para torpedear antes cualquier propuesta "ingenua" o poco realista del aprendiz de brujo, el que quizá necesite ser socorrido en el futuro.

No es fácil para Netanyahu, quizá Lieberman se constituya en su mejor apoyo para mantenerse fuerte ante tantos embates de la fortuna.

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