sábado, 2 de mayo de 2009

341 - EE.UU. Y EL FUTURO DEL MUNDO


LOS VECINOS ÁRABES DE ISRAEL TOMAN LO QUE NO TOMARÁ LA ADMINISTRACIÓN DE OBAMA


Por CAROLINE GLICK


(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)

Es una situación extraña que Egipto y Jordania sientan que es necesario defender a Israel contra la crítica americana. Pero esta es la situación en la que nos encontramos hoy.

El viernes pasado, la Secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, dijo a la Comisión de Apropiaciones de la Cámara de Representantes, que el apoyo árabe al ofrecimiento de Israel para impedir que Irán obtenga armas nucleares depende de su acuerdo para el rápido establecimiento de un estado palestino. En sus palabras, "Para que Israel consiga el tipo de apoyo firme que está buscando con relación a Irán, no puede permanecer al margen con respecto a los palestinos y a los esfuerzos de paz." En lo que a Clinton se refiere, los dos están íntimamente asociados.

Pero al mismo tiempo que Clinton estaba haciendo esta declaración, el Rey de Jordania Abdullah II le decía al "The Washington Post" que él está satisfecho con la posición del gobierno de Netanyahu sobre los palestinos. En sus palabras, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu ha "enviado un mensaje en el que se compromete a la paz con los árabes. Todas las palabras que escuché fueron las correctas."

En cuanto a Egipto, a pesar de la histeria de los medios de comunicación que dicen que Egipto no tratará con el Gobierno de Netanyahu, que además dicen que la administración Obama advierte que Israel sólo puede esperar que Egipto apoye su posición de que se le deben negar a Irán armas nucleares si le da Jerusalén a la OLP, la visita de la semana pasada del jefe de inteligencia de Egipto, Omar Suleiman, demostró claramente que Egipto desea trabajar con el gobierno sobre toda una serie de cuestiones. Apoyándose en la revelación de Egipto que agentes de Hizbullah controlados por Irán fueron detenidos por planificar ataques estratégicos en su contra, la visita de Suleiman fue una señal clara de que Egipto tiene tanto interés como Israel en neutralizar el poder de Irán en la región impidiéndole que obtenga armas nucleares.

Jordania y Egipto no están solos apoyando el propósito de Israel de impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear. América y otras fuentes occidentales que han visitado la zona del Golfo Pérsico en los últimos meses, informan que los dirigentes de los estados desde el Golfo de Bahrein -a los que Irán refiere como su 14ª provincia- a Arabia Saudita y a Kuwait y por supuesto incluyendo a Irak, están rezando para que Israel ataque las instalaciones nucleares de Irán y sólo se quejan de que haya esperado tanto tiempo para hacerlo.

Como un americano -que se reunió recientemente con los dirigentes del Golfo Pérsico- explicó la semana pasada, "En lo que respecta a los líderes del Golfo, Israel no puede dejar de atacar a Irán con la suficiente rapidez. Ellos entienden lo que está en juego".

Lamentablemente, la administración de Obama ha eludido la naturaleza de esos intereses. Al tiempo que los árabes se alinean detrás de Israel, la administración de Obama opera bajo la falsa ilusión de que se convencerá a los iraníes a renunciar a su programa nuclear si Israel destruye sus comunidades en Judea y Samaria.

Según informes publicados la semana pasada en Haaretz y Yediot Aharonot, el post-sionista jefe del Estado Mayor del Presidente Barack Obama en el seno de la Casa Blanca, Rahm Emmanuel, le dijo a un líder judío americano que para que Israel reciba el apoyo de la administración para que impida a Irán obtener armas nucleares, no sólo debe decir que apoya el establecimiento de un estado palestino en Judea, Samaria, Jerusalén y Gaza, sino que para demostrar su buena fe debe comenzar por la expulsión de sus ciudadanos de sus hogares y comunidades en Judea y Samaria.

En los pocos meses que separan a Irán ya sea de unirse al club nuclear o que se prohíba su entrada, la aparente obsesión con Judea y Samaria de la administración de Obama nos dice que, a diferencia de Israel y el mundo árabe, sus políticas en Oriente Medio se basan en una voluntaria negación de la realidad.

La dura realidad es que Oriente Medio será un lugar muy diferente si Irán se convierte en una potencia nuclear. Hoy en día los que deciden la política americana y otros opositores a la utilización de la fuerza militar para impedir que Irán pueda construir armas nucleares, comparan la situación actual con lo que la región podría parecer a consecuencia de una campaña israelí contra las instalaciones nucleares de Irán. Ellos advierten que Hizbullah y Hamas podrían lanzar una represalia de masivos ataques con misiles contra Israel, Egipto, Jordania y otros estados, y que personal e instalaciones militares estadounidenses en la región probablemente serían igualmente atacados por agentes de Irán y Siria.

En efecto, los que abogan por un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán tanto como los que se oponen, advierten que el despliegue de Irán de agentes del terror desde Beirut a Bolivia, Managua a Marsella y Gaza a Giza significa que las cosas podrían ponerse muy feas en todo el mundo a raíz de un ataque israelí.

Pero toda esa fealdad, toda esa inestabilidad y muerte será como un paseo en el parque comparado a la forma en que la región -y, de hecho, todo el mundo- se verá si Irán se convierte en una potencia nuclear. Esto es algo que los árabes entienden. Y esta es la razón por la que apoyan y rezan por un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán.

Si Irán consigue armas nucleares la administración de Obama puede tirar por la ventana sus esperanzas de paz en Medio Oriente. Hoy en día, incluso sin armas nucleares, Irán es la principal fuerza detrás de la continua guerra palestina contra Israel. Irán ejerce un control completo sobre Hamas y la Jihad Islámica y un parcial control sobre Fatah.

En sí y por sí mismo, el actual control de Irán sobre los grupos terroristas palestinos es suficiente para que se arriesgue el plan de la administración de Obama que obliga a Israel a destruir sus comunidades en Judea y Samaria, y que es extremadamente engañoso. Con Irán clamando por los disparos a los palestinos, es evidente que toda tierra que Israel desocupe caerá bajo el control iraní. Es decir, todas las concesiones que los EE.UU. fuercen a hacer a Israel redundará directamente en beneficio de Irán. Este es el motivo por el que el Primer Ministro Binyamin Netanyahu afirma que será imposible resolver el conflicto con los palestinos si primero no se neutraliza lo que Irán presenta como tan cierto.

Si Irán consigue armas nucleares, la situación será aún más destructiva. Un Irán con armas nucleares significa que desaparecerá cualquier posibilidad de marginar a estas fuerzas en la sociedad palestina que son controladas por los iraníes. Para Israel, en el mejor de los casos, la edad de una mullocracia con armas nucleares implicaría una guerra continua con los agentes de Irán -una especie de ampliación de las versiones de la Segunda Guerra del Líbano y de la Operación Plomo Fundido- en la que tiene poca opción de victoria porque los ejércitos del terror lucharían bajo el paraguas de un Irán nuclear.

Regionalmente, un Irán con armas nucleares obligará en un corto plazo a Egipto y Jordania a revocar sus tratados de paz con Israel. La revelación de una red de sabotaje en Egipto la semana pasada, deja en claro que Irán trata de derrocar o de dominar al mundo árabe con su arsenal nuclear. Si Irán se convierte en una potencia nuclear, las redadas de agentes iraníes como la de Egipto serán inconcebibles. Ellos tendrán rienda suelta tanto regionalmente como a nivel mundial.

Para Israel, la derogación de sus tratados de paz con Egipto y Jordania aumentaría el peligro de una guerra regional a un máximo histórico. Instigados por Irán, que opera con el agente estadounidense de Irán, el libanés armado por Turquía y el esclavo sirio de Teherán, Egipto y Jordania bien podrían decidir que ha llegado el momento de invadir de nuevo a Israel.

Estos libretos, por supuesto, son mejores en comparación con el peor de los casos en que un Irán con armas nucleares decide simplemente detonar sus bombas nucleares sobre Israel, ya sea en forma de un ataque por impulso electromagnético (EMP) o en la forma de un ataque nuclear directo. Un ataque EPM no mataría inmediatamente a nadie, pero destruiría la red de electricidad del país y paralizaría permanentemente sus infraestructuras militares y civiles, dejando a la población indefensa no sólo ante sus vecinos, sino ante la enfermedad y el hambre. Si tiene éxito, un directo ataque nuclear podría matar entre 50.000 y varios millones de israelíes, según el número de ojivas que alcance sus objetivos.

Globalmente, por supuesto, un Irán armado nuclearmente estaría muy bien posicionado para tomar el control de los mercados mundiales de petróleo. Con las principales instalaciones de petróleo de Arabia Saudita ubicadas en las provincias orientales predominantemente chiítas sería creíble que amenazara las instalaciones sauditas a fin de asegurarse su control. Con la alianza estratégica de Irán con Venezuela, una vez que controlara los campos petrolíferos sauditas, es difícil ver cómo no se convertiría en el mandatario indiscutido de la economía petrolífera.

Ciertamente, Europa no ofrecería resistencia. Hoy en día, con gran parte de ella ya dentro del alcance de los misiles balísticos de Irán, con células terroristas de control iraní desplegadas en abanico en todo el continente y con Europa dependiendo del petróleo del Golfo Pérsico, hay pocas dudas sobre la dirección que tomaría su política exterior en el caso que Irán se convirtiera en una potencia nuclear. Obviamente, cualquier pensamiento sobre sanciones económicas desaparecería cuando los gigantes europeos de la energía se alinearan para desarrollar campos de gas iraníes, con bancos europeos clamando por financiar los proyectos.

Por último, está América. Ya sea con Israel apenas sobreviviendo o destruido, con el mundo árabe y Europa doblegándose ante los mulás, con gran parte de América Central y del Sur plenamente integrada al eje iraní, América se encontraría sin duda ante un riesgo mayor de destrucción económica y catastrófico ataque, más que en cualquier otro momento de su historia desde la guerra de 1812. Un ataque EMP que podría enviar a Estados Unidos de vuelta a la era pre-industrial se convertiría en una posibilidad real. Una economía petrolífera de control iraní, financiada por euros, amenazaría con desplazar al dólar y la economía de EE.UU. como la columna vertebral de la economía mundial. Las opciones militares de EE.UU. -particularmente habida cuenta de la intención declarada de Obama a todos de terminar con los programas de defensa misilísticos de EE.UU. y desmontar mucho del ya viejo arsenal nuclear- serían más aparentes que reales.

Sin embargo, lo que dejan en claro las declaraciones de Clinton ante el Congreso, las de Emmanuel a ese líder judío americano y el incesante juego de Obama para complacer a Teherán y a sus aliados sirios y turcos, es que ninguna de estas hipótesis razonables han hecho mella en el pensamiento de la administración. En lo que concierne a la Casa Blanca de Obama, hará
que se termine la discusión con Irán sobre sus planes de dominio regional y global en el momento en que Israel se comprometa a dar sus tierras a los palestinos. El hecho de que no hay evidencias que tengan la posibilidad de apoyar esta afirmación es irrelevante.

El domingo, el columnista del Washington Post, Jim Hoagland, afirmó que Obama no publicará la política de su administración con respecto a Irán hasta después que se reúna con Netanyahu en la Casa Blanca el 18 de mayo. Será en esa reunión, Hoagland escribió, que Obama tratará de convencer a Netanyahu de que no hay ninguna razón para atacar a Irán.

El hecho de que Obama podría inclusive esgrimir tal argumento cuando, según los cálculos por parte de Israel, Irán se convertirá ya sea en una potencia nuclear o se le niegue las armas nucleares dentro de los próximos 180 días, demuestra que sus argumentos se basan en la negación del peligro que un Irán nuclear representa para Israel y para la seguridad mundial en su conjunto.

Es cierto que es imposible no sentirse divertido cuando se ve a los árabes defendiendo a Israel de la crítica americana. Pero con la política de la administración de Obama para Medio Oriente firmemente encallada en una Tierra de fantasía, ¿qué opción tienen? Ellos entienden que hoy todo lo que se interpone entre ellos y la esclavitud a los mulás es la Fuerza Aérea de Israel y el coraje de Binyamin Netanyahu.

FUENTE: JWR


COMENTARIO:

Si uno leyera este artículo con suspicacia, si pensara que cómo es posible que Estados Unidos y Europa no tengan la misma mirada que Israel con respecto al peligro de un inminente Irán nuclear, bastaría con ver qué hacen los países árabes para aclarar las propias dudas. Me parece que allí es donde está la respuesta que explica el negro panorama de este artículo.

Porque si hay algo que sorprende es la actitud de Egipto yendo a Israel después que Lieberman hiciera declaraciones nada diplomáticas con respecto a su presidente Mubarak; de Jordania aceptando como creíbles y válidas las declaraciones de Netanyahu y la negativa permanente de ambos países a incorporar a su sociedad a los refugiados palestinos. Saben que ese sería un caballo de Troya iraní y no están dispuestos a dar soluciones propias, que se arregle Israel para solucionarlo. Es la herencia que dejó Arafat en la región. Jordania lo intentó y Arafat provocó un septiembre negro, Egipto tiene en su suelo a los mentores de Hamás, los Hermanos Musulmanes, como una espada de Damocles que pende sobre su gobierno y no los deja entrar a su territorio, es decir, nadie quiere lidiar con ellos mucho menos siendo sostenidos militarmente por Irán. Total, de sus desgracias se ocupan los países democráticos de occidente alimentando al terrorismo que acosa a Israel. Por ahora el problema lo tiene Israel, pero si Irán entra al club nuclear el problema ya no tiene fronteras.

Y no podemos dejar de considerar que siendo la religión en Medio Oriente fundamental para todos esos gobiernos de población masivamente musulmana, algo tan importante que tienen en común ¿cómo es que están tan alarmados? Esto llama la atención.

Evidentemente el problema de Irán es otro, la ideología de los fundamentalistas iraníes es tan agresiva y dominante como la de la Alemania nazi -la que debía recuperar el orgullo perdido como lo pretende ahora Irán- es lo que amedrenta a los que conocen el paño. Ese que Obama y Europa no conocen o apuestan a que no es tan malo como parece. Pero no deja de ser una apuesta, si pierden el que pagará el precio será Israel, está claro que la intención de Irán es echar al mar a los judíos y recuperar para el islam el territorio de Israel, ese es un objetivo que no oculta. A pesar que está tan a la vista nadie lo quiere ver.

Y Obama tampoco, como cuando pide que Israel dé una prueba de su buena fe sin tener en cuenta que cuando Israel dejó Gaza con el resultado que se ha convertido en una fábrica de municiones que le lanza un día sí y otro también...

Creo que este artículo alarma, está por verse quien convence a quien cuando se encuentren Netanyahu y Obama, quizás Obama necesite una explicación sobre el terreno con los protagonistas directos, con las primeras víctimas de su ¿"ingenuidad"? Creo que todavía no tenemos una idea concreta de qué es lo que piensa Obama, si realmente puede ser tan ingenuo o si tiene algún plan realista que desconocemos. Y tampoco sabemos si el "establishment" americano le permitirá hacer esa apuesta.

Lo que está claro es que Israel no está dispuesto a ser el pato de la boda.

ANA

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