viernes, 22 de febrero de 2008

48. DEFENDER A OCCIDENTE

Artículo recomendado

por Robert Spencer

Con los terroristas de la jihad en todo el mundo haciendo reclutas y justificando sus acciones mediante referencias a enseñanzas islámicas, el estudio académico del Islam es necesario con mayor urgencia que nunca. Pero en las universidades de hoy, la corrección política excluye casi por completo cualquier examen honesto de los elementos de la cultura o la religión islámicas. Gran parte de esto es producto del trabajo del difunto profesor Edward Said, un docente influyente y autor del libro Orientalismo, que ha marcado la pauta de los Estudios de Oriente Medio desde su primera aparición en los años 70. Said argumentaba que el estudio académico occidental del Islam y de Oriente Medio está deformado por nociones de superioridad cultural, y que es una expresión racista del colonialismo y el imperialismo occidentales.

El trabajo de Said se convirtió en ley. En la mayor parte de los campus hoy, cualquier examen de asuntos islámicos que sea remotamente crítico es intimidado y tildado de racismo y "discurso de odio". Los trabajos anteriores a 1960 de los académicos occidentales en materia de estudios de Oriente Medio y estudios islámicos son desacreditados o ignorados. La influencia de Said ha tenido durante tres décadas ya el efecto letal de inhibir el debate público y académico de temas cruciales tales como cómo hay que reformar el Islam o de si esta reforma se puede lograr o no, y cómo musulmanes y no musulmanes pueden desarrollar un marco de coexistencia pacífica sobre una base igualitaria e indefinida.

Pero hoy el valiente y perspicaz académico islámico Ibn Warraq ha asestado un golpe mortal al estamento Saidista en su nuevo libro Defender a Occidente: crítica al Orientalismo de Edward Said.

Ibn Warraq no solamente revela la fragilidad y la tendenciosidad de gran parte de la investigación de Said; también demuestra que el estudio occidental del Islam y los musulmanes nunca ha sido uniforme, imperialista ni supremacista, como argumentaba Said, examinando profundamente el trabajo de los propios orientalistas clásicos - pintores, escultores, artistas y escritores, gran parte de cuyo trabajo fue una vez influyente en numerosos terrenos, pero que últimamente se ha dispuesto bajo un tinte Saidista. Defender a Occidente muestra a estos hombres, como les describe Ibn Warraq, "individuos coloristas y con talento" que "tenían razones individuales propias para explorar artísticamente los escenarios, costumbres, pueblos y vestimentas extranjeros", no eran racistas, y no formaban parte de ningún proyecto imperialista de explotación.

En cierto sentido, el subtítulo de este libro es desafortunado. Porque mientras que Ibn Warraq destripa con elegancia y destreza la tesis de Said, la extensión de este libro es mucho más amplia. En un epígrafe cita a Arthur Koestler, un hombre que sabía un poquito del declive de las civilizaciones: "El lío de la civilización occidental es que ha dejado de ser consciente de los valores que corre riesgo de perder". Ibn Warraq determina tres características de la investigación intelectual occidental - y del trabajo de los orientalistas a los que desacredita Said - que no pueden encontrarse de manera consistente en las empresas intelectuales no occidentales (incluyendo las islámicas) y que corren el peligro de perderse hoy en Occidente, no menos a causa de la camisa de fuerza ideológica que los seguidores de Said aplican en las universidades. La primera de estas es el racionalismo, la recompensa del conocimiento por el conocimiento - Ibn Warraq observa que "bajo Islam, la ortodoxia siempre ha sido recelosa del conocimiento por su propio bien. La investigación intelectual sin restricciones se juzga peligrosa para la religión". Después está el universalismo, la idea de unidad esencial de la humanidad que conduce a una apertura genuina a los demás pueblos y culturas. Mientras que esto viene caracterizando a Occidente desde los griegos, Ibn Warraq observa que, en una inversión peculiar de la afirmación de Said, el mundo islámico ha calificado generalmente las culturas no musulmanas con desprecio y falta de interés -- incluso en detrimento de su propio desarrollo civilizacional. Y finalmente, Ibn Warraq señala que Occidente ha demostrado desde el principio una capacidad de auto reflexión y autocrítica que ha brillado casi por su ausencia en las culturas islámicas. Explica que "la capacidad de incorporar una corriente de pensamiento nuevo y libre a nuestra reserva de nociones y costumbres" siempre ha sido "el valor característico y redentor de la civilización occidental".

Pero nuestras universidades y centros de educación superior, los valores redentores de la civilización occidental son ignorados en favor de una letanía Saidista de crímenes y delitos menores occidentales, socavando nuestra fuerza de autodefensa civilizacional en el momento en que más la necesitamos. Erudito, ilustrado, entretenido y magníficamente amplio en su alcance, Defender a Occidente es el antídoto.

EL RELOJ - 20/02/08
http://www.elreloj.com/article.php?id=25830


COMENTARIO:

Ciertamente que defender a Occidente, ser consciente de sus valores, los que han logrado su acelerado progreso sin precedentes en la historia, es el camino más importante pero, y al mismo tiempo, señalar las carencias de las culturas que se le oponen es imprescindible. Y no es tan difícil, sólo basta comparar los hechos, lo que ha logrado una cultura que se abre a la discusión para mejorar y otra que se cierra en sí misma, que desvirtúa las palabras que dice con los logros que muestra. Y la forma de hacerlo es discutiendo este punto fundamental, las palabras cobran sentido cuando se ven los efectos que producen. Y no es eso lo que vemos, sólo se ve apaciguamiento, en lugar de enfrentar las ideas y los valores se los acepta bajo el nombre de la diversidad cultural, un invento para aceptar lo inaceptable. Señala las virtudes de occidente: el Racionalismo, el Universalismo, la Reflexión y la Autocrítica. Y se pregunta "cómo hay que reformar el Islam o de si esta reforma se puede lograr o no". Cabe la pregunta pero hay una sola respuesta: TODO CAMBIA, nada permanece, lo que no cambia es porque está muerto, y se supone que un universitario debería tener incorporado un concepto tan básico como para cuestionar cualquier enseñanza que no contenga esas tres virtudes de Occidente.

2 comentarios:

  1. Como estudiante occidental he recibido clases antioccidentalistas por parte de profesores islámicos. En cambio, siempre han dejado claro que a lo que ellos llaman occidente no somos tu y yo, si no los poderosos, los de las multinacionales, algunos políticos.
    ¿A qué occidente se refiere Said?

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  2. Bienvenido Anónimo y gracias por recordarme este artículo tan importante.

    Creo que Said se refirió exactamente a lo que estás citando: a los poderosos, las multinacionales y algunos políticos. ¿Mentía Said? Creo que no. ¿Fue inteligente? Creo que no. Porque eso condujo a que el occidente al que vos y yo pertenecemos, al que defiende los Derechos Humanos, al occidente del progreso y que respeta a todas las religiones apareciera a los ojos de occidentales como vos inferior, maligno, decadente y digno de ser combatido. Al mismo tiempo valorizó a un Oriente retrógrado despreciando todo lo que los orientalistas occidentales habían enaltecido de su cultura. El artículo lo explica bien. Creo que todas las teorías tiene validez o no cuando se las confronta con la realidad, con los logros o los fracasos. Y vemos que Said fue un gurú del retroceso en la cultura de su pueblo. Los pueblos se desarrollan cuando toman lo mejor de lo que el mundo ofrece y no lo peor. ¿Quién proponía que los países árabes debían tomar lo peor de occidente? ¿Por qué no tomar lo que hizo de occidente una fuente de progreso material y espiritual, aun cuando conservaran su cultura? Creo que la diversidad cultural nos enriquece, siempre que no signifique una imposición de la propia sobre las demás. Y así estamos hoy, occidentales que no valorizan sus logros, su cultura de libertad y progreso y que se les ha enseñado a justificar lo peor de otra cultura. Y esto debe quedar claro, la cultura árabe floreció cuando dominaba a otros y retrocedió cuando sus líderes no pudieron asimilar que fueran derrotados en occidente. Es inexplicable que un pueblo tan inteligente como cualquiera, con una historia antigua y riquísima. no pueda ofrecer al mundo más que petróleo. Eso es lo que ellos deben revisar, entender por qué se han quedado atrás y como hacer para volver a ser una cultura que pueda ser compartida por el mundo, no por medio de bombas, atentados y mentiras. Lo que debe pasar en los claustros universitarios es que cualquiera que pretenda cuestionar al islamismo fanático hoy día es acusado de islamófobo y puede ser acallado muy fácilmente por un profesor bien pago. Saludos.

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