jueves, 8 de enero de 2009

249 - MEDIO ORIENTE PRODUCE "HAMLETS"


LOS QUE DUDAN Y LOS QUE SE ASOCIAN

Antes de que Israel construyera el muro no había forma de controlar los atentados, la noticia era tan frecuente que se había hecho algo casi cotidiano. Tanto nos acostumbramos a ver pizzerías, restaurantes, bares destruidos y ómnibus que explotaban, que finalmente después de un par de días en los titulares de la prensa nos olvidábamos, se había vuelto algo "natural". No había en el mundo una reacción de horror ante las consecuencias: heridos con daños permanentes, muertos, familias destruidas y una sensación de inseguridad en el israelí que nunca se comprendió en su real dimensión. Pero claro, eso le pasaba a Israel...

Entonces Israel construyó el muro que logró una cierta calma en Israel pero que despertó críticas en todo el planeta. Hay muchos muros en el mundo de los que nadie habla y no son para protegerse del terrorismo sino para evitar la invasión de los indeseables, algo serio pero no letal. Sin embargo, el cerco de Israel tuvo eco en todos los medios, lo llamaron el muro del apartheid y lo igualaron al racismo que imperó en Sudáfrica. No se ha dejado de hablar de él y hasta su construcción fue interrumpida. Era sólo una forma de protección pero tenía una dimensión escandalosa en la prensa, ríos de tinta para denostar a un estado que se defendía como podía de la locura.

No faltaron los que lo criticaron en la misma sociedad israelí, son los que anteponen la racionalidad y el "deber ser" frente a la locura de los enemigos.

Ahora está pasando lo mismo con esta guerra. Israel está haciendo lo que puede -no lo que quiere- para parar el permanente ataque de un enemigo que nació sólo para destruirlo. No importa si sacrifica a su pueblo, nunca le importó y van 60 años de infortunio para esa gente que no sabe que se puede tener otro destino diferente que matar y morir.

Y si uno se detiene a observar todo se ve claramente, quienes dudan y quienes se asocian.

Dudan los que no son capaces de ver lo que hay, no lo que querrían que hubiera. A todos nos gusta la paz, la buena fe, el trabajo y la búsqueda de la felicidad, y no nos gusta ver sufrir o morir a la gente. Todos estamos de acuerdo en que el hombre debe aspirar a una vida plena, a realizarse, pero no es la finalidad por la que el Hamás existe. Hamás nació para matar, los dubitativos no lo quieren ver, su percepción del problema es irreal, y piensan cómo podría hacerse para que hubiera paz entre Israel y Hamás. Pues no la puede haber, así de simple. Esos ayudan a confundir a la gente, no sirven para aclarar la situación, suelen ser los intelectuales, los que sólo piensan pero hablan y siembran la duda mientras que los que gobiernan además de pensar tienen que tomar decisiones. Son los impolutos, con las manos limpias y el alma pura, son los que están a dos aguas entre la realidad y sus aspiraciones utópicas.

Y están los otros, los que rápidamente se asocian, esos son buenos, esos nos dan la pauta sobre dónde está la verdad. Hamás, Hezbollah, Irán, Siria, todos representantes de la "modernidad" y de la "democracia" más ejemplar, paladines de los derechos humanos, ayudando a los deschavetados que han tomado el control de Gaza. Y para completar el cuadro el inefable "bolivariano", el que cada vez que abre la boca mete la pata. Estos son brutos pero decididos, ellos nos alumbran el escenario, nos revelan de qué lado debemos ubicarnos. Qué personajes tan pintorescos y payasescos. Sonríen cuando niegan que haya homosexuales en Irán, como Ahmadinejad, claro, si los cuelgan. Nasrallah, que sólo se lo ve por pantalla emulando a un Hitler amenazador y gesticulando como su mejor alumno, pero que se queda bien en el molde porque ya probó la medicina. Chávez, que no puede con su genio y si no aparece en los titulares se frustra.

Y uno piensa, ¿cómo terminará esto? ¿Pudo evitarse la guerra contra Hamás? Y yo me respondo que tampoco pudo evitarse la guerra contra Hitler porque no se lo detuvo a tiempo, como ahora.

Y también me pregunto, ¿cómo alguien puede dudar dónde ubicarse en este escenario?¿O toda la vida van a seguir en la platea, sin comprometerse, como espectadores de una tragedia que a todos nos duele? ¿No es hora de que en vez de ser espectadores sean protagonistas?

Porque como en el teatro los protagonistas toman riesgos, como los está tomando Israel en una guerra que no pudo evitar para que finalmente todos gocemos de la paz que él sea capaz, generosa y dolorosamente, de regalarnos.

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